Número 46, junio 2013

EDITORIAL
Programas concurso

 

Editorial

 

Hace casi treinta años Jorge Luis Borges soltó la frase cumbre de la incorrección política. Un periodista le preguntó por el significado de democracia y el autor de El Aleph respondió sin pudores: "La democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política?". Decir semejante cosa tres meses después del golpe de Estado contra María Estela Martínez de Perón era algo más que una provocación. Tal vez Borges equiparaba muy fácilmente democracia con elecciones. Pero su frase puede resultar muy útil para hablar de las votaciones - muy cercanas a los programas concurso- que terminaron por ser noticia y fuente de debate en los últimos meses en Colombia.

La historia comienza con la genial idea de los departamentos de mercadeo de dos medios de comunicación en Estados Unidos. The Wall Street Journal y The History Channel decidieron mover sus marcas, recolectar los datos de algunos posibles clientes en América Latina y hacer relaciones públicas por medio de unos sencillos torneos tan patrioteros como adolescentes. Nada muy distinto a lanzar un álbum o armar un reinado. El periódico decidió escoger la ciudad más innovadora del mundo, un título que no tiene cuerpo en un concurso que no tiene reglas. Y el canal jugó a elegir personajes nacionales en países de América y solo puso una condición: usar algo menos de rigor del que tendrían un profesor de historia y sus alumnos de bachillerato en la semana cultural.

 

Por supuesto que los políticos vieron una oportunidad perfecta: campañas sin consecuencias reales, simple pavoneo, posibilidad de aplauso y figuración. El resto lo hizo la tontería que nos hace creer con devoción en lo que tiene un rótulo extranjero, y los medios que jugaron a la noticia cuando en realidad hacían publicidad. De modo que Medellín resultó ser la ciudad más innovadora y Álvaro Uribe el Gran Colombiano de todos los tiempos.

Está bien que nos gusten los juegos por Internet y los programas concurso por televisión, pero convertir esas elecciones en un dato para nuestros debates, para sondear nuestras desgracias o nuestros éxitos urbanos, solo puede ser la señal de un grave complejo de inferioridad. Cuando alguien decide mirarnos desde afuera, no importa que sea un payaso, un vendedor, un recolector de correos electrónico, nos conmovemos profundamente y terminamos por entregar escenas patéticas y sobreactuadas. Un poco como el anfitrión que se pasa de gestos y empalaga.

De todo esto queda una pequeña lección. Las redes sociales pueden servir como un detonante para promover el descontento, una manera de "ordenar" la horda de los indignados y poner a los gobiernos a buscar soluciones prontas o salidas dignas. Y también pueden ser un instrumento para que los políticos y los medios organicen sus bazares, repartan unas boletas y pongan en ridículo a un país con ínfulas de "justo, moderno y seguro". UC

 
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Rectificación UC 45: La Universidad Autónoma Latinoamericana no tiene ninguna sede ni ha adquirido lote alguno en el sector de Barbacoas.
La institución a la que queríamos referirnos en el artículo "A las maricas nos quieren sacar de acá", de nuestra pasada edición, es la Fundación Universitaria Autónoma de las Américas.

 

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