Número 106, mayo 2019
Nos estamos ahogando

EDITORIAL
Aire vicioso

 

Entre nosotros parece haber una razón de fondo para prohibir un sorbo de aire en el espacio público: se trata de cuidar nuestra salud, de evitar el envenenamiento cotidiano que nos entrega el aire del valle.

Poco a poco se prohíbe el uso de parques y aceras con la noble idea de defenderlos, y de cuidar nuestros pulmones del hollín necesario e infalible. De modo que desde aquí recomendamos respirar muy despacio y a conciencia. Y protestar con tapabocas.

A este paso vamos pa la PM

Son muchos los contaminantes presentes en el aire. Sin embargo, debido a su alta toxicidad y graves efectos en la salud, se usan como referencia global las concentraciones de material particulado o PM.
Los principales componentes del PM son los sulfatos, los nitratos, el amoníaco, el cloruro de sodio, el hollín, los polvos minerales y el agua. Si bien las partículas con un diámetro de diez micrones o menos (PM10) pueden penetrar y alojarse profundamente dentro de los pulmones, existen otras partículas aun más dañinas para la salud, que son aquellas con un diámetro de 2.5 micrones o menos (PM2.5). Un polvillo treinta veces más pequeño que el grueso de un cabello humano.
Las PM 2.5 pueden atravesar la barrera pulmonar y entrar en el sistema sanguíneo. La exposición crónica a partículas contribuye al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón.
El material particulado tiene además la virtud de cultivar sus frutos en la esponja de nuestros pulmones y en algunos sustratos más variados. El hollín entrega sus frutos en toda “tierra” que se le ofrezca.
El Laboratorio de Calidad del Aire (Calaire), de la Universidad Nacional Sede Medellín, ha desarrollado desde hace diez años estudios basados en muestras de filtros de material particulado obtenidos de estaciones de monitoreo en el Valle de Aburrá.
En análisis de filtros de PM10 ha encontrado seis géneros de hongos que pueden enfermar la vegetación y, en las de PM2.5, bacterias potencialmente nocivas para la salud como Firmicutes, Proteobacterias y Actinobacterias, además de otras que rompieron el ADN, alteraron el metabolismo y la morfología de células de ovario de hámster chino.
Nuestros pulmones funcionan algo mejor que esos filtros y si tenemos suerte seremos un buen hámster chino con más de diez años de exposición al aire de los municipios. Intenten no fumar tabaco ni otras sustancias para que sus muestras sean confiables.

Tomen aire y cierren la ventanilla

Fotografía Juan Fernando Ospina

Las administraciones locales y las autoridades ambientales del valle de Aburrá juegan cada seis meses con las contingencias y las alarmas. Una semana para cambiar algunas rutinas y un resuello de ciudadanía responsable. Todo termina con un paro de volqueteros, las cifras de las pérdidas del comercio y las dificultades logísticas.
Pero las fuentes móviles, vehículos de todo tipo, vuelven a soltar el 80% del material particulado en el área metropolitana: camiones (36%), volquetas (22%), motos 4T (19%), buses (10%), vehículos particulares (6%), motos 2T (4%) y taxis (2%).
La OMS recomienda no superar promedios de contaminación anuales de PM 2.5 mayores a 10 microgramos por metro cúbico (10 mcg/m3). Según los datos más actualizados de la OMS, Medellín supera 3.6 veces el tope máximo recomendado, con un promedio de 36 mcg/m3 anuales.
Más de 3900 muertes prematuras anuales por causas asociadas a la calidad del aire se producen en el valle de Aburrá. Eso significa más de diez muertes diarias.
Si no se toman medidas adecuadas y oportunas, controlando el uso del diésel, en 2030 morirán por estas causas más de diez mil personas en el valle de Aburrá. Es decir, más de 27 muertes cada día.
Pero el papel puede con todo y una última víctima es la letra muerta.
Desde el 1 de julio de 2018, la ley colombiana (Resolución 2254) prohíbe que se superen niveles de contaminación mayores a 37 mcg/ m3 en periodos cortos de 24 horas. El 16 de marzo de 2019 (un ejemplo entre muchos) el Siata registró estaciones de medición con concentraciones de hasta 63 mcg/m3 en el valle de Aburrá.
Para 2030, la Resolución 2254 prohíbe superar promedios anuales superiores a 15 mcg/m3.
El mayor porcentaje de muertes por Enfermedad Respiratoria Aguda (ERA) se presentó en la comuna de Belén, seguida por Laureles y La Candelaria.
El mayor porcentaje de muertes por ERA en la edad 0-4 años ocurrió en las comunas Popular, Manrique, Villa Hermosa, Robledo y San Javier.
Las muertes por ERA en personas con edad mayor a 60 años representaron el 80% del total de muertes registradas en el periodo 2011-2016.
Hay tranquilidad porque la muerte lenta y la asfixia no son la única promesa. Un estudio en más de 1550 condados realizado desde 2005 hasta 2010 por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos concluyó que las poblaciones que respiran aire contaminado tienen mayores tasas de muerte por accidentes cerebrovasculares. La polución tampoco es un veneno equitativo, el estudio también reseña una mayor tasa de mortalidad en los condados más pobres y con menos médicos por habitante. Cuando se juntan esas condiciones el riesgo de muerte por “derrames” es 8.5 veces más alto que en territorios con menos humos y más médicos. UC

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