Número 72, diciembre 2015

Un regalo del Niño Dios
Por: Silvia Córdoba. Fotografía: Archivo familiar

Fotografía: Archivo familiar
 

Durante varios años el Niño Dios nos puso a decidir a los tres hermanos qué queríamos que nos trajera, lo importante era que el regalo fuera para la finca, pues allá era donde pasábamos diciembre y enero y esa era la dirección que él conocía. La primera elección fue entre una casita de muñecas y unos columpios, y como éramos dos niñas, ganó la casita. La siguiente navidad llegaron los columpios como el pago de una deuda adquirida con mi hermano. Luego, tuvimos que escoger entre diferentes animales para tener una mascota. Ganó Campanita, una oveja.

Campanita aprendió a vivir amarrada a un lazo muy, muy largo que la hacía parecer libre y le permitía caminar por la finca. Además, cada tanto mi papá la movía de un árbol para otro, de modo que ella ayudaba a podar la hierba y a abonarlo todo con sus bolitas de popó. Cuando estábamos en la finca madrugábamos a saludarla y a jugar con ella, con las limitaciones que trae jugar con una oveja. Lo que más recuerdo es que le llevaba de regalo flores amarillas de diente de león, que eran sus favoritas, y cuando me acercaba con ellas, sonaba la campana que tenía amarrada al cuello mientras corría hacia mí para arrancármelas de la mano.

Una noche, cuando ya era una oveja adulta y gorda, me despertaron los ladridos de los perros vecinos con más intensidad que siempre, y por un instante, a lo lejos, escuché también el sonido de la campana y el balar de la oveja. Luego oí algunos llantos de perros y gritos de humanos. Durante un rato largo me quedé paralizada en la cama, temblando de miedo en la oscuridad, hasta que oí la voz de mi papá dentro de la casa. Me levanté asustada y lo vi a él, con un bate de béisbol ensangrentado entre las manos, furioso y derrotado por una jauría que no soportó más tiempo a esa oveja mimada, bien alimentada y amarrada solo con un lazo que caminaba tranquila por esa finca donde el Niño Dios traía ovejas como mascotas en lugar de perritos. Al año siguiente estrenamos bicicleta.UC

 
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