Número 49, septiembre 2013

Vaqueros
Fotografías de Carlos Pineda

 

En 1821 el gobernador de Casanare le informaba a Santander el número de cabezas de ganado listas para "graduarse" en su provincia. Los cuarenta mil habitantes de su jurisdicción se encargaban de lidiar con 350 mil reses. El lazo y el estribo eran las armas claves de los jinetes contra el ganado "mañoso" que coge el monte y desaparece. También los españoles sufrieron sus emboscadas.

Ahora los carrotanques petroleros espantan las reses en las carreteras de polvo del Casanare. Y la bandera de fuego reluce en los campos de Ecopetrol o Pacific Rubiales. Las ringleras de palma de aceite desafían el desorden de los morichales, y los indios Guajibos del Vichada andan en moto así no sepan frenar.

Pero los vaqueros siguen hablando igual a los personajes de La Vorágine. De sus caballos "silleros", de "la casa de los negros y la casa de los blancos", de las "fundaciones" que dividen los hatos. Y andan descalzos en el aeropuerto. Cuando van doce hombres guiando doscientas reses se puede oír: "…onde no se puee andá a cabayo, ¡eso pa qué! A mí me pasa lo que al ganao: sólo quiero los pajonales y la libertá". UC
 

Fotografías de Carlos Pineda

Fotografías de Carlos Pineda

Fotografías de Carlos Pineda

 
 
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