Número 88, julio 2017

¿Cuánto mide? Es lo primero que pregunta un entrenador o un empresario del fútbol cuando le recomiendan a un arquero. La consulta inicial no es sobre su técnica, velocidad, reacción, potencia, personalidad o si por lo menos está bien de los ojos. ¿Un arquero vale lo que mide?

 
1.83

Jaime Barrientos.
Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina

 
David Ospina Ramírez llegó al Arsenal F.C. para empezar la temporada 2014-2015. Arsene Wenger, director técnico, mánager e ideólogo eterno del equipo del norte de Londres, dijo en la rueda de prensa, donde anunciaban la llegada del arquero colombiano, que su gran desempeño en el mundial de Brasil sumado al seguimiento que le había hecho mientras jugó en Niza durante seis temporadas hicieron posible su arribo a uno de los principales clubes del mundo. Era una noticia histórica para el fútbol colombiano. Nunca antes un cancerbero de la tierra de Higuita había sido contratado por un conjunto top de la Premier inglesa. Alguna vez Óscar Córdoba estuvo cerca de firmar con el Arsenal, pero no se concretó, y David González hizo parte de la nómina del Manchester City, pero nunca actuó en la primera división, aunque sí jugó en la Premier escocesa y en la Championship (torneo de ascenso inglés). Así que era la primera vez que uno de los nuestros tendría la oportunidad de pisar los gramados ingleses defendiendo el arco y con altas probabilidades de ser inicialista.

Gracias a su paso por el fútbol francés, Ospina adquirió nacionalidad gala y no llegó a ocupar plaza de extracomunitario lo que, a pesar de que el Brexit tiene en vilo este beneficio, es una ventaja para competir con los demás arqueros mientras los honorables ingleses deciden si su futuro está dentro o fuera de Europa.

¿Era un logro llegar hasta allá? Por supuesto que sí, pero ahora se venía lo duro, lo realmente importante: ganarse un puesto en el once inicialista. David cuenta que para él fue inesperado pasar del Niza al Arsenal. Era consciente de que la magnitud del salto era al mejor estilo de Javier Sotomayor, y que para mantenerse en ese nivel no podía tropezar o, cómo dicen en los camerinos, “no podía dar ventajas”. Vincho, como le dicen sus familiares y amigos más cercanos, sabía que le esperaba una fuerte competencia con el polaco Wojciech Szczęsny. Apellido igual o más difícil de escribir que la relación que tendría David desde el principio con el joven de 1.95 metros. Este marcó territorio y asumió una actitud distante con el nuevo número 13 del Arsenal, quien siempre estuvo acostumbrado a ambientes de camaradería con sus colegas cancerberos.

Doña Lucía, madre de David, y Jésica, su esposa, coinciden en que dos de sus principales virtudes son la paciencia y la humildad. Cualidades fundamentales para una posición en la que se juega siempre o se es suplente de tiempo completo. Desde Eduardo Niño con René hasta Joao Pinto con Valdés pueden ratificarlo. Por no hablar de Fabio ‘la Gallina’ Calle, insigne número 12 en Nacional, Millonarios y Medellín, el hombre más conocedor del fútbol colombiano a ras de banco.

David, con su tranquilidad acostumbrada, esa misma que demuestra cuando le saca cabezazos increíbles a Messi o les impide goles a delanteros de la talla de Diego Costa, empezó a remar río arriba en una tierra de gigantes donde la arquera del equipo femenino del Arsenal se veía igual de alta que él. Un país futbolero por tradición, lleno de un periodismo deportivo hostil que lo miraba con desdén y llegó a subestimarlo. La situación no era fácil, David llegó del mundial con una lesión muscular que le impidió jugar los primeros tres meses y su debut oficial tendría que esperar hasta el 11 de septiembre de 2014. Partido de la tercera ronda de la Capital One Cup, la copa que juegan los 92 equipos de las primeras cuatro categorías del fútbol inglés. Su equipo perdió de local 2-1 contra el Southampton. No fue el inicio esperado, pero mostró cosas interesantes.

El 11 de enero de 2015, frente al Stoke City, David fue titular por primera vez en la Premier League. Un arquero colombiano le había quitado el puesto a un prometedor, pero díscolo fumador polaco. Ahora era el primero, lugar que alguna vez ocuparon la leyenda Kelsey, el gruñón Lehmann, el simplón Seaman y el polémico Almunia. Así como fácilmente agarra los balones sin dar rebote, así cogió el puesto de titular para no soltarlo hasta el final de la temporada.

En abril de ese año, David se convirtió en el primer debutante en toda la historia de la Liga Premier en ganar once partidos en sus primeras doce apariciones, y mantuvo su arco en cero en seis de esos juegos. No tener que entrar al arco a recoger el balón significa para un arquero lo mismo que para un delantero hacer uno o varios goles, sobre todo en esta época donde las estadísticas se volvieron un factor clave para que los entrenadores tomen decisiones sobre el once titular.

De la manera más natural y casi por inercia los aficionados del Arsenal iniciaron un cántico que se convirtió en ritual cada vez que Ospina hace un saque. En la medida que se acerca al balón empieza el murmullo en el Emirates Stadium: Ooouuu… y una vez lo impacta retumba el estadio con un: ¡ssspiiinaaa! Nadie tiene una explicación lógica de por qué empezó este particular grito, pero a veces hablar de lógica en el fútbol es perder el tiempo. Nació porque este arquero serio, con un francés muy paisa, tiene carisma, se hace querer y convence con la seguridad que impone en su área.

En su primera temporada finalizó como titular llevando a su equipo nuevamente a la Liga de Campeones después de un luchado segundo puesto. Una clasificación que le permitía a Wenger sacar la cabeza para seguir respirando mientras el agua continuaba aumentando a su alrededor.

Era la mejor forma de terminar el año europeo, pero no duró mucho la satisfacción. Petr Cech fue contratado por Wenger. El arquero checo de 1.95 metros de estatura venía de cumplir una brillante carrera en el Chelsea y encontró en el Arsenal la mejor manera de seguir vigente en una liga de primer nivel. Sobre el papel fue inesperado que, después de la gran campaña de Ospina, llevaran a un arquero de esta categoría. El mensaje era claro: había que remar más fuerte. Ahora la competencia era con un arquero consagrado con más de trescientos partidos en el fútbol inglés. Reconocimiento, talla, títulos nacionales e internacionales hacían de este un rival que exige sacar lo mejor. Con la salida del polaco Szczęsny hacia el A.C. Roma, el Arsenal quedaba con dos arqueros titulares en sus selecciones nacionales y un joven tercer arquero de 1.98 metros. Varios medios de comunicación usarían el afiche del equipo de ese año para ridiculizar a David. En la imagen se veía claramente la diferencia entre Ospina, Cech y Macey. Los famosos tabloides británicos y algunos comentaristas deportivos aprovecharían esto para fortalecer el argumento de que David no estaba hecho para esa liga. “Poor Ospina” se leía en la foto comparativa con sus respectivas medidas.

Sin embargo, hubo otros que cuestionaron esta contratación porque preferían reforzarse en posiciones donde habían sido frágiles en la temporada anterior, pero la compra ya estaba hecha. Wenger, en su sabiduría, optó porque Cech tapara la Premier y David, la Liga de Campeones.

Sin la continuidad de competir todos los domingos, David tenía que redoblar esfuerzos para mantenerse en forma. No solo estaba en juego todo lo conseguido hasta ahora en el Arsenal sino también el futuro de la selección Colombia que empezaría ese año las eliminatorias a Rusia 2018.

Cada vez que David remplazó a Cech lo hizo bien, pero buena parte del periodismo londinense aprovechaba cualquier jugada discutida para compararlo con el del casco negro. Lo primero que salía a relucir era la diferencia, muy notoria, de los doce centímetros de estatura que los separaban. Es extraño, por no decir tonto, que aquellos que dicen saber de fútbol asocien la talla con la capacidad para el juego aéreo en un fútbol donde la mayoría de equipos le plantan al arquero un atacante para obstaculizar su posible salida en los tiros de costado. El tema no es de centímetros, es de manejar muy bien la distancia, el tiempo y el espacio. Una de las principales características que dieron a conocer a David en su exitoso e histórico paso por Atlético Nacional fue precisamente la de descolgar balones con una tranquilidad y elegancia pasmosa, pero los ingleses prefieren torres similares a la de Londres, la de Pisa o la Eiffel que goleros ágiles, claros con los pies y de técnica exquisita.

La temporada 2016-2017 no sería muy distinta para Ospina, pocos partidos en la Premier, titular con Colombia y con la Liga de Campeones por delante. Fue figura en la primera ronda del torneo continental de clubes. El Arsenal fue primero en el grupo A y en octavos de final le correspondió enfrentar al Bayern Munich. La ilusión estaba puesta en pasar a cuartos, algo que no conseguían desde 2009, pero los goles en contra llegarían por ráfagas de a cinco y el Arsenal quedó eliminado en casa por un marcador global de 10-2. Derrota humillante para un club grande y fulminante para David. Era la primera vez que un mismo conjunto en solo dos juegos le marcaba una decena de goles, los cuales afectaron gravemente su promedio de anotaciones en contra. Hasta ese momento era de menos de un tanto por partido.

El arquero no debe quedarse lamentando por los errores cometidos o los goles que le hicieron. Su mirada siempre tiene que estar enfocada en el presente, en mejorar todos los días para que el pasado no se repita en su arco. David tenía por delante la posibilidad de conseguir la F.A. Cup con el Arsenal. Era el único título que les quedaba por disputar. Eliminados por el Bayern y por primera vez en veinte años, los que lleva Wenger en su cargo, por fuera de la Liga de Campeones 2017- 2018, gracias a un deslucido quinto puesto en la Premier, todo estaba enfocado en ganar el título más antiguo de clubes en el mundo. David fue titular, intervino categóricamente cuando su equipo lo necesitó y por primera vez un colombiano levantó la anhelada copa que cayó como bálsamo para redimir en algo lo ocurrido durante la temporada. David seguía haciendo historia.

El Woolwich Arsenal F.C. (nombre que utilizó el actual equipo londinense hasta 1914) tuvo en Leigh Roose un arquero que motivó a imponer la regla de obligar a los guardametas a utilizar sus manos y brazos solo dentro del área penal, zona que había sido creada en 1902. Cien años después un colombiano llegó a quebrantar las leyes de la condición física en la tierra de Newton. Con sus 183 centímetros de estatura David Ospina continúa desafiando los prejuicios deportivos de la altura de un arquero. Mundialista, arquero con más partidos jugados en la historia de la selección Colombia (79) y primer colombiano campeón de la F.A. Cup, el cancerbero de Santa María La Nueva de Itagüí ya llegó al primer mundo del fútbol, le falta que le den dos o tres temporadas en la Premier para consolidarse sin problemas en una isla donde cada vez que sale a la cancha mira hacia arriba para saludar a los Courtois, De Gea y compañía. UC

Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina
Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina
Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina
Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina
Fotografías: Getty Images. Cortesía David Ospina
blog comments powered by Disqus