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ARTÍCULOS
Postales
Frank Báez
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Los poemas, cuentos y crónicas del dominicano Frank Báez (Santo Domingo, 1978) cautivan al lector por su abundante dosis de buen humor, sencillez y originalidad. El blanco favorito de su irónica agudeza es ante todo él mismo, el entrañable personaje que vemos desfilar por sus textos noqueado, abofeteado, calumniado, soñando con ser DJ o basquetbolista de la NBA, paranoico ante el hecho inminente de cumplir treinta años, contemplando las Sears Towers de Chicago desde una terraza o imaginando que de noche las casas y los edificios de Santo Domingo navegan por el mar.
Su tono de aparente desenfado esconde un metódico y fervoroso lector de poesía, la cual edita y traduce desde hace años junto con su compañera Giselle Rodríguez en la revista virtual Ping Pong. Ha publicado Jarrón y otros poemas (Madrid, 2004) y el libro de cuentos Págales tú a los psicoanalistas (Santo Domingo, 2007), así como la extensa crónica En Rosario no se baila cumbia (Buenos Aires, 2011), sobre su asistencia al Festival de Poesía de Rosario, en Argentina. En youtube hay videos de sus poemas musicalizados, como parte de su trabajo con la banda El Hombrecito, con la que editó en 2009 el CD Llegó el hombrecito. Los siguientes poemas pertenecen al libro Postales, Premio Nacional de Poesía Salomón Ureña 2009, editado en Costa Rica, Argentina y República Dominicana.
John Galán Casanova
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No he visto las mejores mentes de mi generación y ni me interesa.
“Maullido” |
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AUTORRETRATO
Rodé al año y medio por las escaleras
hasta el segundo piso.
A los seis casi me ahogo en una piscina.
A los siete me arrastró la corriente de un río.
Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,
con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara
y otro en el estómago, rodillazos,
machetazos, fuetazos.
El perro del vecino me mordió un brazo.
Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.
Noqueado. Abofeteado. Calumniado.
Abucheado. Apedreado.
Perseguido por sargentos en motor. Por dos cobradores.
Por tres mormones en bicicleta.
Por muchachas de Herrera y del Trece.
Me han atracado treinta veces.
En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.
Alguien me dio una bola y me dijo I am gay.
Me robaron un televisor, un colchón,
seis pares de tenis, cuatro carteras,
un reloj, media biblioteca.
Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.
(Con lo que me han robado pudieran abrir
una compraventa en Los Prados).
Me fracturé el brazo derecho, el anular,
la cadera, el fémur y perdí cuatro dientes.
El hermano Abelardo me dio un cocotazo que todavía me duele.
En la fiesta de graduación me cayeron a trompadas y botellazos.
Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó
y escéptica dijo que era capaz de escribir
mejores poemas en media hora, y lo hizo.
Accidente con un burro en la carretera.
Intento de suicidio en Cabarete.
Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.
Satanizado en Europa del Este. Pateado por mexicanos en Chicago.
En Montecristi una mesera me amenazó de muerte
(ahora mismo, clava alfileres en un muñeco idéntico a mí).
Los vecinos sueñan conmigo baleado.
Los poetas con dedicarme elegías.
Otros con rociarme gasolina en la cabeza
y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas.
Otras con llevarme a la cama.
Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta
si yo no era el poeta que había leído poesía
aquella noche y le digo que sí y el policía
dice que son buenos poemas
y hace una reverencia o algo así.
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MIRAMAR, 1986
Recuerdo esa noche de 1986
en que todos los vecinos se subieron
en las azoteas de las casas
a ver el paso del cometa Halley.
Destaparon cervezas y bebieron por horas
hasta que alguien anunció que ahí estaba y entonces
todos en sus azoteas se pusieron de pie
y aplaudieron cuando lo vieron pasar por el cielo
como un candidato en campaña.
Han pasado veinticuatro años.
Dentro de cincuenta y dos pasará de nuevo.
Igual que un espermatozoide extraviado
en el útero de una adolescente,
tratará nuevamente de fecundar el planeta.
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ANOCHE SOÑÉ QUE ERA UN DJ
Llamo por teléfono a Miguel y le pregunto
si piensa que me iría mejor de DJ o como poeta
y Miguel responde que siga como poeta.
Mi novia también dice que como poeta.
El hermano de mi novia dice que como poeta
y una jevita que hacía una fila en el cine y que recién conocí dice que como DJ.
Las menores me ven más como DJ
y las mujeres que compran en el supermercado
dicen que persista con los poemas.
Mi mamá dice que como poeta.
El plomero dice que poeta.
Los cinco poetas que conozco me dijeron
que me iría mejor como DJ.
Mi hermana se abstuvo de votar.
Fui a ver a DJ Tiesto
y una gringa me tomó de las manos
y me explicó que los DJ son criaturas de Dios.
-Son ángeles- dijo y mientras hablaba
yo imaginaba a los DJ volando
con sus turntables alrededor de Dios
como si fueran mosquitos y Dios los espantara
con la mano.
Pero bueno, la cuestión es si los poetas y los DJ
se pueden conciliar.
Si pueden ser uno,
si es posible escribir con una mano poemas
y con la otra pinchar discos,
si se puede ser mitad poeta y mitad DJ,
si del ombligo para arriba soy poeta
y del ombligo para abajo soy DJ
o al revés
o quizás que un poeta se convierta
en DJ las noches de luna llena
o quizás estoy exagerando
y en el fondo todo DJ quiere ser poeta
y todo poeta quiere ser DJ.
Hay una fábula en donde un DJ y un poeta
caen en un pozo.
Empiezan a vocear y a vocear hasta
que un hombre se asoma y les tira una
cuerda para irlos subiendo poco a poco.
Sube al DJ primero y cuando se la
arrojan al poeta este grita que lo dejen abajo
y el hombre y el DJ así lo hacen, aguardan
en silencio y se marchan al rato.
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PELEAS
DOMÉSTICAS
Mientras escribo en el papel
a las tres de la mañana
una musa me escupe la cara
otra musa me grita
una me trae vodka
y me susurra no escribas
me trae drogas
me trae modelos de revistas
no escribas no escribas
repiten al unísono
día y noche
noche y día.
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