Número 56, junio 2014

Las patronas
Fotografías y texto de Eugenio Morales

Eugenio MoralesEn el poblado de Guadalupe, que llaman 'La Patrona', en el municipio de Amatlán, Veracruz, México, doce mujeres les dan comida, ropa y asilo a los indocumentados que viajan en tren desde la frontera Sur de México hacia el Norte del país.

Niños, mujeres y hombres de todas las edades buscan el mejor lugar en los vagones de la línea del tren Ferro Sur, empresa ferroviaria mexicana que hace más de una década transporta diariamente a cientos de personas que buscan una oportunidad para tener una mejor vida al Norte del continente.

El tren, o 'La Bestia', como le llaman los viajeros, es una de las opciones para cruzar el país sin ayuda de los "polleros", las personas dedicadas al tráfico de indocumentados que establecen tarifas según la nacionalidad del cliente. Sus "empresas" tienen acceso a transportes terrestres, aéreos y fluviales a lo largo del territorio nacional.

El camino es agotador y peligroso. La presencia de grupos de delincuencia organizada, como la Mara Salvatrucha y los Zetas, ubicados principalmente en los estados del Sur, se suma a la ronda de los cuerpos de seguridad pública relacionados con quienes extorsionan, secuestran, violan y asesinan a los inmigrantes.

Ante estos peligros, en la ruta que va de Yucatán y Chiapas hacia Orizaba, Veracruz, los inmigrantes se organizan en grupos y se apoderan de los vagones; algunos viajan adentro y van sobre los techos, o colgados de las escaleras, y procuran estar siempre juntos para protegerse.

Vencidos por el sueño, los viajeros se han caído y han sido degollados y mutilados por el tren; otros han saltado, por miedo a ser presa fácil de los ladrones que se suben a La Bestia. Las mujeres son quienes corren con peor suerte. Anualmente, cientos de inmigrantes no vuelven a tener contacto con sus familias… Muertos, perdidos en la travesía del tren.

En medio de semejante camino se llega a la pequeña localidad de Guadalupe, donde un grupo de mujeres alimentan la esperanza de los migrantes.

En la mañana de un domingo de 1996, cuando las hermanas Bernarda y Rosa Romero Vázquez regresaban de la tienda después de comprar pan y leche para su desayuno, unos hombres que venían en la escalera del tren llamaron su atención: "Venían pasando varias personas, como quince, colgadas de las escaleras del tren, y algunos comenzaron a gritar: 'regálenos comida, madre; denos comida, madre'; dejamos pasar algunos vagones y entonces le pregunté a mi hermana si debíamos hacerlo; decidimos entregarle el pan y la leche a un grupo que venía ya por los últimos vagones. Ese día llegamos a la casa con las manos vacías, pero nuestra madre (Leonila Vázquez) nos dijo que habíamos hecho bien, que de alguna forma nosotras teníamos con qué hacer otro desayuno y ni Dios sabía cuándo había sido la última vez que aquellos hombres habían comido".

Ese fue el inicio del andar de "las patronas" para aliviar las penas del indocumentado, un oficio sin remuneración realizado por la familia Romero Vázquez.

Diariamente puede pasar el tren con más de trescientas personas y no siempre es posible alimentarlos a todos, cuenta Norma Romero Vásquez; pero siempre hacen su mayor esfuerzo para organizarse y repartir agua, y un pequeño almuerzo armado con una porción de arroz, pan, frijoles y tortillas. Algunas de ellas trabajan unas horas a la semana en una panadería para recibir como pago el pan que les entregan a los viajeros de La Bestia.

Las donaciones realizadas por asociaciones civiles, instituciones educativas y gente de la comunidad han permitido que esta increíble labor continúe e incremente sus alcances, obteniendo incluso reconocimiento del gobierno federal. En 2013 Norma Romero Vázquez, en representación de "las patronas", recibió el premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria que reconoce la tarea de este grupo de mujeres. UC

 
 
blog comments powered by Disqus
Ingresar