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“Las figuras del mártir y el verdugo se confunden entre las prácticas clínicas. Esta relación va más allá de ser paciente, cuando se juega a dominar y aparecen los disfraces. El cuerpo embadurnado está listo para ser abierto, en un ritual violento, dejando brotar a toda luz la sangre, mientras se está despierto y en contacto con los muertos, cuando se retiran los órganos, se cose de nuevo y desaparece el vientre.”
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