Prueba empírica #2
Parido el pequeño ser vivo,
evita el asco y cárgalo,
apenas comprenda lenguaje,
no perder tiempo y confirmarle,
básicamente, que esto es lo peor
que le pudo suceder.
Si sonríe ante la noticia, azótalo.
Hasta que acepte con llanto.
Si eres su madre,
por eso tienes gran ventaja,
dile que vas a morir pronto,
en un tiempo indeterminado,
pero seguro.
Si eres su padre,
y aún estás cerca al nacer,
dile que te avergüenzas
de compartir tu sangre con batracios,
y que pronto lo abandonarás.
Si eres un extraño,
evita sobre todo la empatía,
no confundas tu dolor con el suyo,
hazle entender que es una equivocación,
un doloroso espectáculo
del que nadie es responsable.
Luego solo mantén un firme silencio
donde no perciba la presencia de uno igual.
Hazlo por el tiempo que sea necesario;
primero, para alimentarse,
se hará amigo de las ratas,
y tarde o temprano, para sobrevivir,
empezará a cantar.