El lenguaje nos permite transmitir nuestras ideas, conocimientos e identidad de generación en generación. Se espera que más del cincuenta por ciento de las lenguas que existen hoy en el mundo desaparezcan antes de los próximos cien años. Cuando muere el último hablante de una lengua se pierden los siglos de tradiciones y conocimientos que han contribuido a forjar lo que somos.
Lenguas en peligro de extinción es un proyecto de investigación que durante los últimos tres años ha trabajado en el entendimiento, clasificación y caracterización de cada una de las lenguas que sobreviven en nuestro país, con fines de apropiación lingüística, histórica, cultural y patrimonial. En él se articulan academia, Estado y empresa privada, con la Universidad Nacional de Colombia como base de trabajo.
El gobierno de Brasil adelanta el proyecto Línguas Ameaçadas, proceso con las mismas características, necesidades y responsabilidades del que llevamos en Colombia. En los últimos dos meses se logró un acercamiento con ellos, lo que ha permitido la colaboración y transferencia permanente entre los dos equipos de investigadores.
En trabajo de campo realizado durante la segunda semana de agosto, visitamos a la comunidad Maxakali, en el estado de Minas Gerais, en el sector Juiz de Fora. La conforman entre quinientos y seiscientos habitantes, divididos en diferentes resguardos. Para llegar a uno de ellos viajamos en helicóptero durante más de dos horas desde Río de Janeiro. Luego hicimos un recorrido a pie de unos treinta minutos, para finalmente embarcarnos por el río Paraibuna durante casi una hora. Fuimos recibidos por veintitrés indígenas, en medio de un fuerte hermetismo.