Una mezcla de hechos desafortunados le costó la vida a Elkin Vladimir Rivera González. Su historia aparece consignada en el expediente judicial del proceso que una fiscal de la Unidad Antibacrim adelanta contra Edison Rodolfo Rojas, alias 'Pichi', capturado el 10 de febrero en ciudad de Panamá y considerado por las autoridades como el último gran cabecilla de la Oficina de Envigado.
En él se dice que a Elkin Vladimir la muerte lo sorprendió un 10 de agosto de 2008, a eso de las 8:30 de la noche, a la edad de 26 años. Dos sicarios que se movilizaban en una motocicleta DT Yamaha lo mataron –tres impactos con arma de fuego– en el cruce de la carrera 47 con calle 86, barrio Campo Valdés, cuando conducía una moto tipo BWS.
Las pesquisas judiciales para identificar a los responsables del crimen comenzaron a dar sus frutos. Todas las pistas apuntaban a 'Pichi', un sicario de vieja data del nororiente de Medellín que había escalado posiciones dentro de la criminalidad hasta convertirse en un hombre clave en la estructura de la llamada Oficina de Envigado.
De acuerdo con el ente investigador, a 'Pichi' le asignaron el mando de la mayoría de combos y bandas delincuenciales de Manrique y Aranjuez. Su ejército sicarial lo integraban no menos de 300 jóvenes seducidos por el dinero del hampa. Un sí de este patrón bastaba para determinar quién vivía y quién moría en las laderas del nororiente de la ciudad. Fue precisamente él quien dio la orden, a finales de julio de 2008, de asesinar a 'El Negro', integrante de un combo conocido como El Cristo que delinquía en el barrio Campo Valdés, por considerar que era un "hombre poco serio".
Con obediencia militar los asesinos echaron a andar su misión. Pero la presión del "patrón", sumada al afán de reconocimiento, llevó a los sicarios a confundir el objetivo y matar a quien no debían: Elkin Vladimir. Y los errores no eximen de responsabilidades jurídicas. Paradójicamente, esta muerte llevó a la Fiscalía a conocer más a fondo el prontuario criminal de alias 'Pichi', sindicado también del homicidio de dos agentes de la Policía asesinados el 12 de julio de 2012 en inmediaciones del Jardín Botánico de Medellín. Para las autoridades civiles y la fuerza pública esta captura representa el principio del fin de la Oficina de Envigado.
La moral de los organismos de seguridad se encuentra en su punto más alto, pues sienten que la balanza de la guerra contra esa estructura mafiosa, que por años fue absolutamente asimétrica y desigual, hoy está a su favor. No son pocos los logros de estos cuatro años: las capturas de 'Sebastián', 'Valenciano', 'Douglas', 'Kener', 'Riñón', 'Beto' y 'Frank' y 'Carlos Pesebre' están entre los más sonados. A ellos se suma una larga lista de cabecillas muertos en vendettas mafiosas y otros más que decidieron saldar sus cuentas con la justicia norteamericana face to face.
Sin embargo, hay quienes piensan que la Oficina de Envigado todavía es una empresa criminal sólida que, lejos de desmoronarse, sigue teniendo alta injerencia en las actividades ilegales de la ciudad, el país e incluso el exterior, "pues no de otra manera se explica que varios importantes miembros de esta estructura hayan sido capturados en el extranjero", como lo aseguró un curtido investigador judicial al elaborar una lista a mano alzada de los colombianos señalados de tener vínculos con la Oficina que han sido capturados o asesinados en otros países: Maximiliano Orozco ('Valenciano'), capturado en Venezuela en 2011; Héctor Darío Sánchez Galeano ('Memín'), capturado en Venezuela en 2011; Jorge Alexander Quintero, asesinado en Argentina en 2009; Mauricio Alberto González ('El Ronco'), capturado en España en 2009; Sergio Luis Álvarez ('Fruco'), asesinado en Perú en 2011; Héctor Duque ('Monoteto'), asesinado en Argentina en 2008.
Hay quienes van más allá. Para Fernando Quijano, director de la Corporación para el Desarrollo Social –Corpades–, la organización aún es dominada por "hombres oscuros" que se jactan de ver cómo capturan a los peones del ajedrez mafioso: "para entender qué pasa hoy con la criminalidad hay que hurgar en el pasado, saber cómo funcionaban las cosas años atrás para darse cuenta de que algunos nombres y situaciones siguen siendo los mismos".
Acertadas o no, sus palabras invitan a redescubrir el pasado doloroso de la ciudad, pues si bien el apelativo de Oficina de Envigado comenzó a ser de dominio público en la primera mitad de la década de 2000, por esta empresa criminal han pasado cuatro generaciones de delincuentes cuyos orígenes se remontan a los tiempos del extinto Pablo Escobar.
El origen
El 23 de febrero de 1993, en desarrollo de las investigaciones que la Fiscalía General de la Nación adelantaba por los homicidios de Fernando Galeano Berrío (alias 'El Negro') y Gerardo Moncada (alias 'Kiko'), ocurridos el 2 de julio de 1992 en la cárcel La Catedral de Envigado, el ente investigador recibió la declaración de un testigo sin nombre que afirmó que "Pablo Escobar era el jefe de una organización criminal llamada Cartel de Medellín, que nació a mediados de 1980, que se dedicaba al tráfico de cocaína a través de una oficina a la que iban industriales, personalidades de la banca, de la política, para solicitarle préstamos o para 'apuntarse' en las vueltas de narcotráfico. La oficina funcionó hasta la muerte de Rodrigo Lara Bonilla".
Fue Escobar quien se inventó los sistemas de cobro a los narcotraficantes: el éxito de las autoridades se traducía en ruina para los narcos, y por ello, mediante una bolsa común en la que todos ponían, se aseguraba el cargamento ante posibles caídas. En dicha oficina también se cobraban deudas –como solo se pueden cobrar en el bajo mundo–, a cambio del treinta por ciento del valor adeudado. "El remoquete de oficina viene del apodo de Pablo, 'El Doctor', y como cada 'doctor' tiene oficina y Envigado era el centro de operaciones, Pablo no podía ser la excepción", explicó un fiscal ante la pregunta sobre el origen del término.
Y no parece del todo desacertado. En el proceso por los homicidios de Galeano y Moncada también reposa la versión de John Jairo Posada Valencia, alias 'El Titi', uno de los sicarios del anillo de confianza de Pablo Escobar y coautor de los asesinatos, quien a la pregunta del funcionario judicial respondió: "¿Qué es una oficina? Pues una oficina es una empresa que se dedica a una actividad y es con la que uno trabaja, la que le paga a uno. En este caso, la empresa se dedica al narcotráfico, al secuestro, a la extorsión". La declaración de otro testigo sin nombre resulta aún más esclarecedora: "la Oficina realmente poderosa era la de los 'Galeano' de Itagüí. Pablo Escobar, con su oficina de Envigado, lo que hacía era prestarles seguridad en las pistas desde donde ellos enviaban cocaína a los Estados Unidos".
Solo el paso del tiempo ha permitido saber que la muerte de Galeano y Moncada desató una cruenta guerra en la que paramilitares, narcotraficantes y autoridades aunaron esfuerzos para desterrar todo lo que guardara relación con Escobar. Quienes no perdieron la vida tuvieron que exiliarse, y quienes se quedaron debieron someterse a los nuevos jefes, cuyo poder se resume en una corta pero diciente frase: "nosotros derrotamos al poderoso Cartel de Medellín".
Lo anterior podría considerarse como el inicio de la segunda generación de la Oficina, bajo el mando de un antiguo tesorero de Escobar al que le perdonaron la vida: Gustavo Adolfo Upegui López.
Su principal encargo fue articular la Oficina con los carteles de Cali y el norte del Valle, a petición de un antiguo escolta de Fernando Galeano: Diego Fernando Murillo Bejarano. Las actividades ilícitas del otrora presidente del Envigado Fútbol Club están consignadas en diversos informes judiciales, como el realizado por el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía en 2002, donde se reseña el "Cartel de Envigado" y el poder de Upegui en la política envigadeña.
En mayo de 2005 el CTI de Medellín envió a las autoridades en Bogotá un informe donde describía al Cartel de Envigado como "toda una organización delictiva dedicada al tráfico de drogas y otras actividades asociadas a la misma como sicariato, microtráfico y conformación de grupos de limpieza social. Las actividades de narcotráfico se realizan en Envigado y sus cabezas visibles son 'Don Berna', Upegui, Daniel Mejía y Carlos Mario Aguilar".
Mucha sangre ha corrido desde que la policía judicial caracterizó al denominado Cartel de Envigado. De sus cabezas visibles dos se encuentran purgando condenas en Estados Unidos, otro fue asesinado en 2007 y del otro se dice que está muerto, aunque nadie sabe dónde están sus restos. Quienes aspiraban al trono de la empresa criminal, bien por jerarquía, bien por antigüedad, se enfrascaron en una guerra que tiñó de sangre las calles del Valle de Aburrá.
Por eso el valor que tiene para las autoridades la captura de Edison Rodolfo Rojas, pues significa el fin de la cuarta generación de la Oficina, que lideraba Ericson Vargas ('Sebastián') y su hermano Frank. Pero esta ciudad, que sorprende al mundo con su innovación, no se cansa de producir peligrosas mentes criminales. Quienes llevan años estudiando el tema señalan, con visos de alerta, los nombres de Reinaldo Ochoa Mesa ('Natilla'), Carlos Arturo Arredondo ('Mateo'), Fernando Alonso Rivera ('Nano'), Carlos Alberto Chavarria ('Chata'), Didier y Wilson Ríos, los posibles interesados en recomponer el emporio criminal que nació en Envigado a principios de los años ochenta y que, como lo apuntó Fernando Quijano, ha logrado sobrevivir a los ires y venires del hampa por cerca de tres décadas.