CAÍDO DEL ZARZO
CAMINO CON YE
Elkin Obregón S.
Publica Juan Carlos Garay en El Malpensante una estupenda crónica en la que registra tres imágenes de una misión imposible: alguien levanta la orilla del mar, tomándola por una sábana, y encuentra (o busca) algo debajo. Los artistas que a tanto se atreven son en su orden Guy Billout, Salvador Dalí y Tex Avery, el genial creador de dibujos animados de los años treinta y cuarenta.
Aquí hace un alto este cronista, porque se le aparece en el camino una Ye. Un ramal apunta hacia Tex Avery, el otro hacia Garay. Tras un momento de vacilación, opta por una breve visita al último, y promete al primero un próximo saludo.
Juan Carlos Garay nació en Perú, en 1974; pero, hijo de padres colombianos, es un cachaco de la mejor ley. Periodista especializado en asuntos culturales, melómano de tiempo casi completo (sus otras aficiones son la astronomía y la escritura de ficción), es columnista, cronista, orientador musical de programas radiales con un público cautivo (sus dominios van del jazz hasta la salsa y el rock, pasando por Mozart y Beethoven). Como novelista, ha publicado tres espléndidas novelas y tiene una en las puertas del horno.
(Miro la Ye y se me viene al recuerdo que Garay, en la crónica arriba mencionada, llama a Avery “el dibujante más delirante de la época dorada de Hollywood”. Creador, entre muchos otros, de Bugs Bunny, Droopy y el Pato Lucas, surrealista malgré lui, bien podría Avery haber inspirado al pintor catalán —las fechas lo permiten— la imagen que vemos en El Malpensante. Pero todo esto se está saliendo de plomada. Tiempo habrá, como ya se dijo).
Para terminar con una digresión, improbable lector, confiesa este cronista que La nostalgia del melómano, ópera prima de Garay, es una de las pocas novelas (colombianas, se entiende) que agradece haber leído en los últimos tiempos. Su opinión es desechable, claro está, pero, ya entrado en gastos, piensa también en libros —uno por autor— de Silvia Galvis, Marcela Velásquez, Dasso Saldívar… Con Pasajera en tránsito (Yolanda Reyes) y Al otro lado del mar (María Cristina Restrepo) le ocurrió el fenómeno retrospectivo de haberlas leído sin excesivo interés, para ser luego atrapado por ellas. Otros libros, en fin, exhibirían aquí unas cuantas páginas, pero ya la inscripción está cerrada.
CODA
Llegué tarde, pero llegué, a Líneas de la mano, el programa que hace Ana Cristina Restrepo (martes, 8:30 p. m.) en la Cámara de Comercio. Un oasis de media hora, no solo por la calidad de los invitados (mis respetos, Paula), sino por la finura de espíritu —no encuentro mejor expresión— con que conduce ella su espacio. Coincide ahora en horario con el Yo me llamo de la tele. Electrízate, lector, por una buena causa.
CODA 2
En este punto y hora, una entrevista radial (sept. 29) me hace acordar de Miguel Torres; a quien ofrezco disculpas por haber olvidado El incendio de abril en mi lista de novelas. Fue sin querer.