Los vagabundos del Dharma
“Tengo la mochila preparada y es primavera, voy a ir al sudoeste, a las tierras secas, a la extensa y solitaria región de Texas y Chihuahua y a las alegres calles nocturnas de México, con música saliendo por las puertas, chicas, vino, yerba, grandes sombreros, ¡viva! ¿Qué importa? Como las hormigas, que no tienen nada que hacer y se pasan el día entero atareadas, yo no tengo que hacer nada más que lo que quiera y ser amable y, con todo, mantenerme sin influencias de las consideraciones imaginarias y rezar por la luz”.
Jack Kerouak
Desocupado
Los que eran mejores que nosotros
vivían cómodamente en casas recién pintadas
con inodoros a botón en todos los baños.
Manejaban autos de modelo y marca
reconocibles.
Los que no tenían trabajo, estaban apenados,
no les iba bien.
Sus autos extraños estaban estacionados
sobre cajones, ‘al fondo’ de casas polvorientas,
donde se amontonaban infinidad de objetos inútiles.
Los años pasan y todo y todos son reemplazados.
Existen siempre, es lo que dicen, nuevas oportunidades.
Pero, para decir la verdad,
a mí nunca me gustó el trabajo.
Mi objetivo era permanecer desocupado.
Ese era mi mérito.
Me gustaba la idea de sentarme en una silla,
hora tras hora, frente a la casa, sin hacer nada
con un sombrero sobre mi cabeza y tomando una gaseosa.
¿Qué hay de malo en eso?
Fumar, escupir de vez en cuando.
Tallar madera con mi cuchillo.
¿Hay daño o maldad en esto?
En ocasiones salgo con mi perro a perseguir conejos.
Tenés que hacerlo alguna vez.
A veces levanto a un chico gordo y rubio como yo,
diciéndole: ‘‘¿De dónde te conozco?’’.
Nunca digas: ‘‘¿Qué querés ser cuando seas grande?’’.
Raymond Carver
Estos son tiempos excitantes
Estos son tiempos excitantes para los directores de periódicos:
la Historia se está haciendo; la humanidad está en marcha.
El acueducto más largo del mundo está ya
en construcción; los Comités de Drenaje de Aguas
y Preservación de Suelos van pronto a publicar
un informe mixto; aun los problemas de los Ciclos de Comercio
y los Precios en Espiral son considerados por los expertos
como prácticamente resueltos; y las recientes restricciones
a los judíos extranjeros y librepensadores comienzan a tener
un efecto saludable en la opinión pública.
Cierto, los mares occidentales aún están infestados de piratas,
Y el creciente poder de los bárbaros del Norte
no deja de inquietarnos un poco; pero ya nos hemos puesto
activos ante esos peligros; estamos rápidamente armándonos;
a ambos trataremos con los métodos convenientes; y unidos después
en razón de la ganancia común y el derecho común,
nuestro gran imperio estará seguro por mil años.
Si nunca estuviéramos solos o siempre demasiado ocupados
tal vez aun llegaríamos a creer lo que sabemos que no es cierto:
pero nadie es embaucado, al menos todo el tiempo;
en el baño, en el metro, o a mitad de la noche,
sabemos muy bien que no somos torcidos sino malos,
que el sueño del Estado Perfecto o no Estado del todo
al cual huimos a refugiarnos, es una parte del castigo.
Estemos, por tanto, contritos pero sin angustia,
Porque el Poder y el Tiempo no son Dioses, sino regalos mortales de Dios;
Reconozcamos nuestras derrotas, pero sin desesperación,
porque todas las sociedades y épocas son detalles transitorios,
transmitiendo una oportunidad eterna
para que el Reino de los Cielos pueda vivir no en nuestro presente
y no en nuestro futuro, sino en la Plenitud de los Tiempos.
Oremos.
H. Auden
Impresiones mexicanas
I
A través de una ventana en movimiento
veo un atisbo de burros
un puesto de Pepsi Cola
un viejo indio sentado
con una sonrisa sin dientes junto a una choza.
II
Nos detenemos en Guaymas,
una camioneta Ford nueva
llena de jornaleros melancólicos;
en el asiento del piloto, un jovencito
(condenado por su sombrero).
III
Molino, madera plateada, sin reja, inmóvil en México:
Incongruente molino como un pájaro, como una grulla rota,
Cojo, rígido, arbitrario, con vista amplia y vigilante,
¿Cómo sucediste aquí? ¿Todo solo, ajeno, desamparado,
¿Aquí donde no hay viento?
Demacrada estructura viviente, resignada, ¿estás satisfecha
con esta contradicción seca y sin viento?
Más suave, el cactus vive más que tú.
IV
Te digo, México:
Pienso en millas y millas de corpulentos caballos muertos;
Caballos pura sangre y de tiro, planos, recostados,
Rígidos con piernas rectas y bocas sin labios.
Es la pata tiesa, México, el diente salido,
Los que destrozan mis sueños ecuestres de pesadilla.
V
En el zoológico mexicano
tienen vacas ordinarias
de los Estados Unidos.
Gregory Corso
Retrato proletario
Una joven alta sin sombrero
con delantal
Su pelo recogido atrás parada
en la calle
Un pie en calcetín la punta
en la acera
Su zapato en la mano. Mirando
atentamente adentro
Le saca la plantilla de papel
para dar con el clavo
Que la ha estado lastimando.
William Carlos Williams
Chicago
Carnicero del Mundo
Fabricante de Herramientas, Estibador de Trigo,
Jugador de Ferrocarriles y Faquín de la
Nación…
¡Tempestuosa, robusta, vocinglera
iudad de Anchos Hombros!
Me dicen que eres perversa y lo creo, porque he
visto, bajo los faroles de gas, a tus mujeres
pintadas al acecho de jóvenes granjeros.
Me dicen que eres falsa, y yo contesto:
Sí, es verdad, porque he visto a los pistoleros
matar y luego ser puestos en libertad
para que sigan matando.
Me dicen que eres brutal, y yo contesto:
He visto el estigma del hambre
en rostros de mujeres y niños.
Y una vez contestado esto, me vuelvo
hacia aquellos que se mofan de mi ciudad y,
después de devolverles la mofa, les digo:
Acercaos y mostradme alguna otra ciudad que
cante, con la cabeza tan erguida, su orgullo de
vivir, y que sea tan soez, fuerte y graciosa.
Lanzando magnéticas blasfemias mientras se
entrega a sus faenas, he aquí un alto y audaz
muchacho asentado vívidamente
contra las blandas y pequeñas ciudades;
fiero y sacando la lengua como un perro
acometedor, astuto como un salvaje en lucha
contra el desierto,
destocado,
paleando,
demoliendo,
planeando,
construyendo, hundiendo, reconstruyendo.
Bajo el humo, con polvo en la boca, riendo
con sus blancos dientes,
bajo el terrible fardo del destino, riendo
como ríe un muchacho,
riendo como ríe un ignorante luchador
que no ha perdido nunca un combate,
fanfarroneando y riendo porque en su muñeca
late el pulso y bajo sus costillas se mueve
el corazón del pueblo.
¡Riendo!
Riendo con la tempestuosa, ruda y fuerte risa de la Juventud,
medio desnudo y sudando, orgulloso de ser el Carnicero del Mundo,
el Fabricante de Herramientas, el Estibador de Trigo, el Jugador
de Ferrocarriles y el Faquín de la Nación.
Carl Sandburg