El Show de Jimmy

Jimmy Salcedo en solitario y junto a La Onda Tres, 1971/72. Archivo fotográfico Biblioteca Pública Piloto de Medellín.
 

Hola, amigos, bienvenidos… quizás no haya otra manera de empezar un texto sobre Jimmy Salcedo que no sea así, invocando la letra del tema que le daba entrada a su programa de televisión. La esperanza es que con el recuerdo detonado por ese primer verso y las fotos que acompañan estas líneas, muchos televidentes de la década del ochenta empiecen a cantar esa canción que creían olvidada, pero que apenas estaba oculta en alguna grieta de la mala memoria y ahora vuelve a saltar, automática y pegajosa, como una cuña de radio… al programa con más música, somos felices, porque sabemos, que cada semana usted nos ve.
Jaime Alberto Salcedo Tafache nació en Mompox, fue pianista, cantante, bailarín, entrevistador, presentador de televisión y hasta actor humorístico. Un hombre nacido para hacer gozar a otros, ese era su talento, y lo hizo con dos grupos musicales Los Be- Bops y La Onda Tres, y más tarde en el Show de Jimmy, un programa de televisión muy novedoso que apareció en 1971. Cada jueves, a las ocho y treinta de la noche, Jimmy conducía y presentaba músicos, entrevistas e invitados dentro de un set con muchísimas luces de neón, algo de humo de discoteca, un piano blanco y cinco coristas vestidas con mallas y que bailaban al fondo: las Súper Notas, bellas y dinámicas como unos Ángeles de Charlie. Además, entre canción y canción, y entre entrevista y entrevista, pasaban segmentos humorísticos protagonizados por los Meros Recochan Boy’s, entre ellos el recordado Hernando “Culebro” Casanova. Hoy todo esto suena cotidiano e inocente, pero hasta que apareció el Show de Jimmy nada igual se había visto en la institucionalísima televisión colombiana, programada desde el viejo y ortodoxo Inravisión.

Estas fotografías, extraídas de una vieja de sesión del fotógrafo León Ruiz, traen de vuelta al Jimmy de pelo quieto y apariencia de salsero puertoriqueño: el primer entertainer que tuvo Colombia, cuando aquí la palabra ni siquiera se usaba.