En el fondo todas las pruebas se veían como trámites a la espera de su resultado. Y a su vez los resultados se veían como meros sumandos para lo que se llama “medallero”, una estúpida lista de países ordenados por sus logros de oro, plata y bronce.
Con todo, lo más grave y preocupante no es solo eso sino el hecho de que ni siquiera ese medallero satisfará los anhelos de nadie. España consiguió no sé si diecisiete medallas, pero las de bronce no contentan porque pudieron ser de plata, y las de plata tampoco porque pudieron ser de oro. Y las de oro no colman porque pudieron ser más de las que fueron, siempre más, infinitamente más, que es lo que amargará a su vez al país que más obtuvo, los Estados Unidos. Fueron unas cuarenta, pero podrían haber sido cincuenta o sesenta o setenta, hasta un máximo aproximado de doscientas cincuenta, el número de competiciones dirimidas. En realidad, los Estados Unidos “solo” ganaron un dieciséis por ciento de las pruebas, lo cual es un pobre balance puesto que aspiraban al triunfo en todas.
En el mundo del deporte todo es poco y nada basta, nada dura y en realidad solo hay frustración y desengaño. El Atlético de Madrid llevaba medio siglo sin ganar la Liga. La ganó este año, con la Copa de propina, y ya le sirve de bien poco, es pasado nada más haber ocurrido. Acaba de coronar con éxito un esfuerzo de nueve meses y ya está preparándose para el siguiente, que es el que cuenta. En el deporte no se trata de vencer, sino de vencer siempre, una vez tras otra sin respiro y sin que nada sea suficiente ¿Que un equipo ha sido tres años seguidos campeón de Europa? No importa nada, deberá serlo también al cuarto y al quinto y al sexto, y así hasta el fin del infierno. La cosa no es nueva, está inventada con Sísifo desde los griegos, solo que ellos la concibieron como maldición y tormento. Lo peor del asunto es que esa perpetua insatisfacción deportiva o competitiva va invadiendo todos los demás ámbitos de la vida. ¿O acaso no es la máxima de casi todos “más y más y más”, en lo que quiera que hagamos?
Del libro Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol.
Random House Mondadori, 2007.