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Número 26 - Agosto de 2011  

Artículos
Obituario y premonición
 

Trancón 1994Trancón 1994

Gustavo Zalamea tuvo un final digno de Aguirre, Herzog o Kinski. Murió en medio de una expedición al Amazonas que intentaba una obra desde la orilla de un barco. No fue una flecha ni un dardo envenenado. Una neumonía atendida en un hospital de Manaos fue suficiente. Quería llevar ese paisaje de moviola hasta la Plaza de Bolívar: un cuadrado que fue su obsesión y su tablero para rayar ideas e imaginaciones.

Zalamea planteó siempre un juego con Bogotá: entre chiste y chanza creo unas postales "retocadas" para magnificar algunos fiascos, sabotear orgullos distritales y obligar a una reflexión donde solo había una panorámica. Ciudad Bolívar, El Guavio, Monserrate, el edificio Colpatria hicieron parte de su Proyecto Bogotá que se expuso en 1994 entre instalaciones, maquetas, serigrafías y luego se convirtió en una serie de estampas capitalinas. Tal vez la ballena sumergiéndose en la ciudad que comienza a oscurecerse y a marcar sus recorridos con las luces amarillas de las avenidas, se la más recordada, una especie de invitación a alejarse para mirar desde un ángulo privilegiado.

     

Pero es otras de sus postales la que resulta reveladora para esta época, igual a todas las épocas, en la que un contrato, una vía y un trancón marcan la histeria de Bogotá. Hace unos años la Caracas era la burla de los payasos callejeros, antes fue la Avenida las Américas que Zalamea describe como proyecto de varios alcaldes. En medio de la obra el artista planta una montaña de piedra imposible de remover. Decide entonces abrirle túneles de dos carriles, uno de ida y uno de vuelta entre funcionarios y contratistas. Trancón un presentimiento perfecto para lo que vive Bogotá con la "autopista" que lleva a los pasajeros hacia El Dorado, una trampa para que no puedan huir.UC

Bogotá para Alejandro Obregón 1994Bogotá para Alejandro Obregón 1994

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