EDITORIAL
Camino a los 100
Algunos principales de la prensa escrita han dejado de cortejar a sus anunciantes. Los lectores han comenzado a pesar sus páginas y a pagar según su gusto y sus posibilidades. La báscula se calibra con cada entrega. Se busca la satisfacción, la perturbación o la interrogación del cliente. Todavía hay quienes le tienen más recelo a la palabra cliente que a la palabra jefe, pero entre los sinónimos de cliente se señala al comprador y al asiduo, al peregrino y al afecto.
Hace unos días el diario The Guardian anunció la estrategia que logró reducir las pérdidas a veinticinco millones de libras cada año. Ahora los mayores ingresos los aportan ochocientos mil lectores que han decidido que la prensa abierta es gratis pero cuesta. Quinientos mil pagan una membresía mensual por la que reciben algún regalo de sala vip, doscientos mil son suscriptores con papel o contraseña y trescientos mil son donantes individuales, lectores con bolsillo y sin codo. La cifra supera los quinientos mil suscriptores del gran pico del papel en los años ochenta. The Guardian se ha resistido a los filtros para lectores. Tiene nueve millones de visitantes únicos diarios y los recibe con las páginas abiertas.
Entre nosotros la gran prensa también ha dejado de cortejar a los anunciantes. No es necesario, los más grandes son sus dueños y sostienen una bonita relación comercial. La pequeña prensa, por su parte, barequea con alcaldes, farmacias, cafés, panaderías, restaurantes y medicina natural. Y muchos lectores han pasado de la prensa paga bajo la puerta a la prensa gratis por encima de la ventanilla. A ellos también nos debemos. Pero otros tantos han calibrado la báscula y saben que el papel no solo es reciclaje y que al final se puede ser lector, cliente, mecenas, amigo y compinche. Se han acostumbrado a pagar por la prensa gratis. A ellos les damos las gracias y nuestra palabra de que habrá letras hasta los 100 y más. También a nuestros donantes a máquina, a lápiz, a pincel y a cabeza limpia. Se cuentan más de 450 entre los que han pasado por nuestras páginas por cuenta propia, por alguna diversión a cambio, por puro parche o por puro desparche. Para ellos que alimentan nuestro correo cada mes va toda la gratitud del antro de redacción.
Universo Centro ha entregado cerca de un millón trescientos mil ejemplares en los nueve años cumplidos imprimiendo. Enviamos a más de cincuenta municipios y dejamos el arrume en más de cuatrocientos sitios en Medellín. Lo hemos visto en la bibliografía escolar y en el pie de foto de los informes académicos. En las legumbreras ciertas y en las disfrazadas.
Nuestra vaca, o cowfunding, para llegar a los 100 y seguir de largo ha dejado gratas sorpresas e interrogantes. Algo menos de 250 personas le entregaron su aporte al periódico. Llegaron cartas, monedas, giros inesperados y desplantes sorpresivos. Al momento de escribir este editorial la bolsa llegaba a los 32 millones de pesos que servirán para pagar deudas de tinta y papel, tener un pequeño colchón para iniciar el 2018 y alentar proyectos periodísticos que necesitan más que el voluntariado. Sumamos para dejar de ser una empresa deficitaria pero sostenible. Y les damos unos días más, hasta el nacimiento del niño al menos, para apoyen a la prensa que cuenta y miente, que alegra y subraya, que mancha y ríe.
Gracias a quienes leen, escriben, rayan, aportan, critican, comparten y gozan a Universo Centro. Feliz 2018 para llegar a los 100.