Muchos años después, ante la inminencia de la muerte, Jorge Luis Borges habría de recordar la hondura de una tarde ya remota, “las verjas de un jardín junto al ocaso”. Los recuerdos son revelados en Haydée Lange, un poema con nombre de mujer, uno de los cuarenta y tantos que conforman Los Conjurados, su último libro, publicado en 1985 en Ginebra, Suiza, una de sus varias patrias. “Tus ojos que miraban otras cosas, / el marco de una imagen que no veo, / las verjas de un jardín junto al ocaso, /…/ los viernes compartidos. Esas cosas, / sin nombrarte te nombran”, evocaba Borges con nostalgia de nostalgias.
Sesenta años atrás, en su primer libro, Fervor de Buenos Aires, Borges ya había mencionado a Haydée Lange, la misma mujer de sus nostalgias ginebrinas. Le dedicó allí un poema corto y enigmático, Llaneza, que comienza con la misma verja y el mismo jardín: “Se abre la verja del jardín / con la docilidad de la página / que con frecuente devoción interroga / y adentro las miradas / no precisan fijarse en los objetos /que ya están cabalmente en la memoria”.
Google el memorioso nos brinda más detalles sobre Haydée Lange, la mujer que aparece en el primero y el último libro del poeta de muchas patrias. Haydée vivía junto con su hermana Norah “en una casa situada en el borde de la ciudad, desde donde, a la hora del crepúsculo, se podía ver cómo el sol se ponía limpiamente en el horizonte”. Ambas eran altas, de ascendencia noruega y de refinados gustos literarios. Borges las visitaba todos los viernes al final de la tarde. Norah escribió un corto libro de poemas adolescentes que Borges prologó con emoción, sin ironías. En el prólogo, el primero de los 250 que escribiría durante su larga vida de promotor literario, aparece nuevamente la casa de la verja, del jardín y del ocaso: “una quinta que no demarcaré con mentirosa precisión topográfica y de la que me basta señalar que está en la hondura de la tarde”
Google también nos entrega una fotografía en blanco y negro en la que aparecen dos figuras sonrientes, un hombre de baja estatura, con saco cruzado y una barba tupida, y una mujer más alta, vestida de blanco y con un sombrero ladeado. En la parte inferior de la foto hay una inscripción en caligrafía legible, precisa: “Haydée Lange y Georgie de barba”, dice. La foto es de finales de los años treinta, más de una década después de la publicación de los poemas adolescentes de Norah y juveniles de Borges. Por aquella época Borges iba a esperar a Haydée Lange a la salida de su trabajo en un banco, le hacía a la distancia señas con las manos, invitándola a casarse con él, y ella le devolvía la seña con el dedo, diciéndole que no repetidamente.