Número 32 - Marzo de 2012
Stiven López recorre las calles buscando movidas
Gracias a Stiven por dejarnos hablar del glam rock, aquello maravilloso y profuso en ideas sin límites ni fronteras. Para los followers of fashion, como nos definiera hace ya casi una década la argentina cronista de moda Victoria Lescano, la década del 70 representa un caldo de cultivo de la contracultura para la creatividad. Entre miles de imágenes, cada una más original, vale resaltar a David Bowie, que aterrizaba en su plato volador como Ziggy Stardust, un alienígena intersexual que pronto cotizó en los pubs y la bolsa de valores de NY. Ícono de su tiempo, con la cara atravesada por una Z relámpago— algo que también identificaría a KISS—, la estrella británica destella en el corazón del movimiento del arte pop. Glamuroso, con una cresta erizada en flameante naranja y ojos naturalmente de diferente color que hacían más particular aún al ser lánguido y esbelto que vestía catsuits y enteritos que podían ir del diseño tribal a listas coloridas y grabados geométricos, siguiendo los trazos del body art. A veces también podía ser una mezcla de smoking y enterizo en lurex para sus performances, todo plateado, y una que otra vez podía llevar un tercer ojo pintado en la frente.
Ese glam ya es cotidiano y circula por las calles cargado de fuertes y reconocibles imágenes e íconos, pero ahora llevados con una gran libertad en el juego de género. Es por eso que me gustaría poder usar en algunos momentos las X, para evitar definir un género que solo estando allí presente y viviendo la experiencia de su actuar, podría intentar precisar, y eso si, como dice Judith Butler en su teoría queer, el género se establece en la performance.
Como chicxs de una nueva generación totalmente digital, sus lógicas representan una parte del cerebro global con miles de cuerpos globales, que así únicos y diversos también tienen un gran sentido de colectividad. De forma irónica, y a través de estéticas como el bastard pop, lo que se privilegia es la conectividad y la capacidad de comunicarse y hacer link con otros en un juego creativo que enriquece la experiencia de la nueva ciudad. Ya en Stiven no es cresta, ni jopo, ni rodete; es una melenita punk que me recuerda, cuando cae como cola de caballo, los tocados de Equus para Pina Bausch. Siempre sonriente y con una frescura natural parece reflejar tanto brillo como polvo estelar, y si las siluetas y las prendas son venidos del jeanswear y los deportes, estilizando las formas y ajustándolas al cuerpo entre sexy y sano confort se pueden reinventar.
El kit urbano se ajusta a las proporciones de los cuerpos intersex, son ellxs lxs que habitan las fronteras de lo que vendrá. Ahora Lea T y Andrej Peij levantan revuelo en los círculos de moda en París por su belleza trans de ángulos masculinos y contornos femeninos. Nuevxs divxs creativxs que circulan online, donde no hay límite entre indumentaria y disfraz. Aquí y ahora, en nuestra bella y conservadora villa, sin romper del todo con los códigos que exigen camisetas, jeans, tenis y nada más, algunos habitan los límites, derriban las fronteras y portan con orgullo su belleza sin definición.