Oswaldo Ruiz es un zootecnista que se dedicó
a las flores y a la decoración;
maneja la florería de su familia.
Se considera también «estrella de la noche»
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Él/Ella sabe que juega a la suma y sobre-posición. Suma trans de género, de estilo y de estéticas opuestas, ahora puestas al servicio del que no tiene límite miedoso entre ser y parecer.
Suma de texturas en negro. Pieles, pelos, terciopelo y transparencia, todo un altar para el rostro de diva que asoma desde el profundo escote en V de este pecho duro, nunca peludo. Y al negro, opuesto el blanco que luce en la piel.
La melena azabache planchada y lacada para la posteridad —uno de los últimos Michael que vimos, usaba este corte— cae en ondas y líneas curvas como los arcos de las cejas tan pulidamente delineadas. Curvas femeninas que contrastan con los ángulos marcados masculinos que definen el mentón ahora azulado por la incipiente barba. Mucho podremos decir de la joyería que usa Oswaldo y más de la réplica precolombina que lleva sobre el pecho cubriendo Anahatha, chakra verde esmeralda del corazón donde reside el nosotros o amor universal.
Como jugando al equilibrio de opuestos, da gusto ver cómo exhibe sus herramientas de trabajo integradas a su estilo… ¡Bi! ¿O será Be? (en inglés, ser). Slogan marketinero que marcó la era individualista de finales del siglo XX e inicios el XXI. Del lado derecho: Reloj de pulsera, celular con estuche al cinto y chamarra de piel con cierres de metal. Todo una versión Glam del macho del rock. Y del izquierdo: Brillan las chapas sobre el cinto casi como monedas y en la mano pulsera, manillas y anillo de aspecto entre artesanal y tribal, propios de odalisca.
Finalmente, y al centro como marcando las once, la tijera de florista pico de pájaro que brota de entre un jean descaderado. Fue la marca STOP la que popularizó esta definición para ese tiro supercorto que se globalizó de la mano, bueno, de las caderas de las estrellas latin pop. Shakira dijo que no mienten.
Las primeras visiones de jeans tan bajos las llevaron las rebeldes hippies unisex de los 60 y luego en los 70, cuando los clásicos levis 501 de chico fueron llevados por ellas sin hacer ningún ajuste, dejando que la silueta de la prenda se ciñera a las formas de ese cuerpo voluptuoso para el cual no había sido diseñado pero al que se adaptó tan bien, como primer básico del intersex. ¡El jean del minero en el cuerpo de la doncella!
Este versión del 5B —five pocket— en denim de apariencia vintage ha sido sometido a un proceso manual de acabado, con desgaste muy focalizado en los muslos y posiblemente atrás en la cadera, decolorando hasta el blanco —como las costuras— o rasgando como uñazos en algunos puntos. Hasta lograr que una pieza salida de la serie de producción industrial, termine siendo pieza casi única y artesanal.
Stilettos, zapatos de puntas finas y alargadas que aquí sean posiblemente botas, recalcan el look y empoderan a su dueño para esta pose de evidente exhibición. "...¿a quién le importa lo que yo diga? yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré", manifiesto político de Alaska en el 86, que también pareciera expresar todo Oswaldo en su sincera y producida entidad de "Florista en la ciudad de las flores".
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