Atravesamos el
centro de Medellín
por la histórica
Carrera Bolívar de la
mano del historiador
Rafael Ortiz.
1. El Edificio Olano fue el primer rascacielos que hubo en la ciudad y se construyó a fines de 1910, en medio de una crisis económica que casi lleva a la quiebra a su dueño, don Germán Olano. También fue la primera edificación con ascensor en Medellín, comprado por don Germán en Nueva York luego de su viaje a Europa. Este ascensor todavía esta funcionando.
En el último local del edificio sobre Bolívar, en un espacio minúsculo, funcionó por mucho tiempo el Café 93, que no pasó de ser un simple tintiadero que por las noches acrecentaba la clientela en busca de licor. Cuando llegó la Violencia a Medellín, el Café, por ser el 93 una fecha clásica de la revolución francesa, sirvió como fortaleza para los liberales. Los conservadores hicieron lo propio en el Café 20 de Julio.
2. En el Edificio Henry, construido por don Alejandro Ángel según planos de un ingeniero norteamericano, despachó la American Cables, que tenía servicio inalámbrico para la ciudad. Esta compañía tenía además el extraño servicio de mensajes cantados, con letras especiales para matrimonios, noviazgos, cumpleaños y todo lo demás. Como los mensajes se llevaban inmediatamente eran encargados, muchas veces el mensajero tocaba la puerta a altas horas de la noche y una vez le abrían le cantaba al destinatario, lo que se traducía en alboroto para toda la manzana.
3. La casa de un piso que ocupaba este lugar tenía el presuntuoso nombre de Edificio Córdova. Todos los demás locales eran domicilios residenciales.
4. Esta casona se expropió al doctor Mariano Ospina Rodríguez durante una de sus famosas guerras del siglo XIX. Fue primero Casa del Gobierno Departamental y posteriormente se construyó allí el Palacio Departamental, con planos de Agustín Goovaerts. Hoy es el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe. En un lote que sobró de la construcción, hacia el norte, funcionó la primera empresa de teléfonos de Medellín con servicios manejados por señoritas.
5. Este era un edificio pretencioso, de fachada lujosa, llamado Pensión Británica. Sobra decir que la mayoría de sus clientes eran personas con negocios pendientes en el Departamento.
6. Cuando nivelaron la carrera Bolívar, que allí formaba una depresión por ser el antiguo cauce de la quebrada Santa Elena, la lujosísima mansión que aquí existía quedó con los aleros del techo por debajo del nivel de la calle. Después de un pleito en el que el Municipio fue obligado a cancelar su valor, la casa fue demolida y adjuntada al lote del Palacio Departamental. A continuación venía la quebrada Santa Elena con sus famosos Infiernitos, de los cuales ya hablamos aquí.
7. En la esquina de la calle 53 quedaba el famoso Café Maracaibo, conocido por todos los alumnos del Colegio de San José que los primeros viernes, después de comulgar, solían desayunar allá.
8. Al principio, el Colegio de San José era una casa vieja en el centro de la cuadra con una profundidad inmensa que le permitía tener arboleda y un solar bien surtido. Los Hermanos empezaron a construir la capilla en el costado norte del lote y fueron adjuntándole a la casa otras casas hasta llegar a ocupar ¾ partes de la manzana. Empezaron entonces una construcción grande e hicieron el bloque que todavía existe sobre Maracaibo, pero con el crecimiento de la ciudad cambiaron de idea y resolvieron construir un espacioso colegio en El Morro, antigua manga de la Casilda, la cual según dicen dejó un entierro que los Hermanos Cristianos sacaron.
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9. Jesús María Montoya es todo un personaje que ha escapado a la pluma de quienes nos dedicamos a rescatar valores ignorados en Antioquia. Fundador de Fatelares, compró esta casa y en ella su esposa y varias empleadas trabajaban los flecos de las sobrecamas que vendía la fábrica. Tenía una hija bellísima que era el imán de la ventana de la esquina para los estudiantes del colegio.
10. En Medellín hay una quebrada denominada La Loca que ha sido famosa por sus crecientes y por las inundaciones. Pasa exactamente en el cruce con Perú y muchas veces sus borrascas estorban en la vía.
11. El Colegio María Auxiliadora tenía todo el encanto de las construcciones educativas antiguas: amplísimos patios, maravillosos jardines y todo cuidado con esmero por las monjas salesianas. Funcionó allí hasta que el Municipio necesitó continuar la calle Perú, entonces lo expropiaron y lo trasladaron a la antigua sede de la Escuela de Minas.
12. La casa donde nació León de Greiff estaba donde se levanta hoy la Estación Prado del Metro. Era inmensa como todas las de esa época y había sido respetada por haber nacido el poeta en ella.
13. El almacén de Enriquito Blair, descendiente del médico del Libertador, se especializó en comprar todo lo que le ofrecían para guardarlo, de manera que alguien necesitado podría encontrar allí desde una llave hasta un teléfono. Compraba principalmente a los niños, con los cuales negociaba con plata y con jugos que tenía en jarras sobre el mostrador. Fue protagonista de muchas anécdotas graciosas, como la compra de un gallinazo o la venta de un local del almacén a un gringo en la que desplegó su marrulla de negociante y ganó fuertemente. Enriquito Blair a todo le sacaba utilidad y cuando murió dejo muy buena plata.
14. De La Paz hacia el norte había un número crecido de mujeres dedicadas al contrabando de licores. Las había muy serias, como doña Carmelita Toro, que producía toda clase de cremas anisadas y otros néctares con los que surtía las mejores casas de la ciudad y al Club Unión, pero también había personas como la famosa Maruja, que pasó a la historia porque le mandó hacer al maestro Torres, uno de los buenos tallistas de Medellín, un cristo impermeabilizado por dentro. Arreglaba Maruja de tal manera el escenario que quien no supiera el intríngulis del asunto creía que se trataba de piadosos adoradores del crucifijo que, sentados en taburetes alrededor de las paredes de la sala, periódicamente se levantaban para besar los pies del Redentor y echar una moneda en un charol. Hasta que el Jefe de Rentas allanó el salón y descubrió una cierta clase de espita en el dedo gordo del pie por la que los borrachitos libaban; "¡conque esta es la trampa!" dijo y de un machetazo vació el licor del cristo.
15. La Escuela Modelo fue la primera de formación femenina con capacitación para secretariado que tuvo la ciudad. Llegó a ser una institución muy respetada, pero lamentablemente, con la remodelación de este sector, quedó mutilada y hoy no es ni la sombra.
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