Un selecto grupo de periodistas locales solicitó al gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero, el traslado del busto de don Manuel del Socorro Rodríguez y del Parque del Periodista (el de Maracaibo con Girardot), a un lugar más acorde con el personaje y esa distinguida profesión: la Plaza de la Libertad, que va a quedar al lado de la Gobernación, cuando por fin la terminen. Tan admirable propósito quizás sea lo que les haya permitido a esos mismos periodistas aplazar su deber de preguntar, para luego informar, a qué se deben los evidentes retrasos en la construcción de la tal Plaza donde irá a parar don Manuel.
No se entiende bien por qué la solicitud se le hizo al gobernador del departamento y por su intermedio al Concejo de Medellín, sin tener en cuenta ni al alcalde Alonso Salazar —que es por demás un reconocido periodista—, ni a las secretarías de planeación, obras públicas y cultura, responsables del tema en la ciudad.
Tampoco queda muy claro qué va a pasar con la pequeña plazoleta donde se encuentra actualmente don Manuel si trasladan el parque mismo. ¿Se van a llevar también las palmeras, los baños portátiles y las esculturas en memoria de los niños asesinados en Villatina? ¿Plaza Mayor va a remplazar a la plaza del Parque? ¿Va a terminar el Guanábano en los sótanos de La Alpujarra? Esperamos en justicia, si es que es justo que nos pongamos en discusiones y trasteos por el embeleco de unos cuantos, que cuando se lleven el Parque alcen también con Cantinflas y le garanticen sus ingresos por concepto de mandados y ligas. También confiamos en que le den la oportunidad de reinsertarse en La Alpujarra a muchos de los habitantes del Parque; no será difícil puesto que ese es un sector en que muchos funcionarios van a divertirse y a hacer ocio.
Y en adelante ¿cómo vamos a llamar el breve espacio en que don Manuel no está? ¿Acaso Parque del Experiodista? Ya se oyen propuestas más incluyentes: Parque del Periodista Empírico; y más realistas: Parque del Periodista Censurado. Y suenan también propuestas más irreverentes: Que los trasladados sean algunos periodistas, para que dejen de sobar chaquetas en los cocteles oficiales, en hoteles de lujo, y salgan a enfrentar la calle.
Pero que no parezca que estamos cerrados a la idea del traslado. De ninguna manera nos molesta. Qué podemos hacer si poco a poco el centro se ha ido trasladando. Hasta sus primigenios residentes, los ricos, también se fueron, primero para Laureles y El Poblado, y últimamente para Llanogrande y El Retiro, cuando no para Miami. El año pasado no más se nos escapó el Museo de Arte Moderno para Ciudad del Río y en el Carlos E. Restrepo no queda ni el recuerdo, pese a las promesas que hicieron los propietarios de mantenerlo como sede alterna en tan querido barrio (los propietarios del MAMM, hemos venido a saber, son unas empresas privadas, no obstante que todos los ciudadanos ponemos un montón de plata a través de la ayuda que le otorga la Alcaldía).
Es decir, en cuestiones de trasteos y traslados, en UC creemos que nuestros colegas se quedaron cortos y que llegó la hora de aplicarle a nuestra querida Medellín unos cuantos preceptos del feng shui, con el fin de atraer energía positiva.
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Para quienes no lo sepan, el feng shui (agua viento, en chino) es un milenario arte-ciencia oriental, según el cual el entorno modela nuestras vidas y es necesario organizar el mobiliario en una habitación o lugar determinado, para crear corrientes positivas de energía y armonizar el ambiente.
Hecha esta aclaración, nuestra primera propuesta sería trasladar el edificio Argos con todo y espejos, para situarlo como sugiere el milenario arte chino frente a una de las puertas de ingreso a la ciudad. Nos atrevemos a proponer, ya que el Gobernador está de por medio, que lo traslademos para el Aeropuerto José María Córdoba en Rionegro, concretamente al extremo sur de la pista, para optimizar los resultados o, si persisten los problemas en la doble calzada a Las Palmas, situarlo en la glorieta de La Aguacatala.
Un paréntesis: la propuesta del señor presidente de pagarle cien mil pesos mensuales a mil estudiantes de las comunas populares para que se conviertan en informantes, es una idea que debemos aplaudir pues, siguiendo con el feng shui, nada para atraer el dinero y la buena suerte como tener sapos de tres patas muy cerca al recibidor.
Ahora ¿que no tenemos Budas, figuras imprescindibles para darle un toque de feng shui a residencias privadas y espacios públicos? No importa. Ahí están las gordas de Botero desperdiciando su influencia en un sector frecuentado por rateros de baja estofa, cuando deberían estar en la Milla de Oro, como símbolo de la riqueza de los grupos financieros.
Es más, podríamos llevarnos el Pueblito Paisa para la Comuna 13 donde se vería más típico, la Biblioteca España quedaría perfecta en las canteras de la autopista Medellín-Bogotá, el barrio Antioquia en la calle 10 de El Poblado evitaría que los niños bien se arriesguen yendo a mercar tan lejos, la Loma del Tesoro sería más accesible para los pobres en el Metrocable si nos la llevamos para Santo Domingo, la lonchería Maracaibo se sentiría como en su casa en la Zona de la buena mesa y las esculturas del maestro Arenas Betancourt considerarían como un favor que se les instalara como separadores en la avenida regional, a ver si alguien les para bolas.
Y es que metidos en cambios, hagámoslos radicales. Buena cosa sería voltearle el curso al río Medellín, para que los del sur vean pasar toda la mierda que produce la ciudad. Y, en ese mismo sentido, veríamos qué sucede con el teatro Sinfonía en Oviedo.
En fin, creemos que una terapia de feng shui en Medellín sería hasta buen negocio, pues no sólo atraería muy buena energía, sino que atraería más turistas, dado que los millones de visitantes que dicen que han venido tendrían que volver a conocer la nueva ciudad que quede después del desbarajuste.
Por un momento incluso estuvimos tentados de proponer que se llevaran el Eslabón prendido para el Parque Lleras, pero no encontramos quién lo recibiera.
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