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Número 11 - Abril de 2010  

Editorial "Los bares son una patica de gallina
en el rostro de la ciudad"
José Libardo Porras
 

La derrota de un vicio

En esta edición de UC, escudándonos en el aniversario de El Guanábano (20 años formando juventudes dice, y con razón, su estandarte), damos otra vuelta, volvemos a insistir, en el tema del disfrute del centro de Medellín, pues siguen oyéndose voces que quisieran un centro que de noche se acostara a dormir para levantarse temprano a trabajar, con ciudadanos de bien que no se detienen en los bares y se persignan ante un mínimo bareto. Gente que cree que todos debemos obedecer una cartilla de comportamiento que las buenas costumbres inventaron; las buenas costumbres de ellos, entre las que, desde hace tiempo se comprobó, hay muchas malucas costumbres: aburridoras y capadoras.

Nos interesa solo, por el momento, hablar del respeto por la manera en que cada quien vive su vida (siempre y cuando no se la dañe a otro, es justo aclarar permanentemente).

Los bares, las tomadas de trago, la manera de rumbiar siempre han estado aparejadas con la discusión. ¿Qué tanto tomar? ¿Qué tanto mezclar? ¿A qué horas? ¿Qué hacer prendido? ¿Cómo evitar que se enojen los que no toman ni rumbean?

Dejemos ahí, que seguramente el tema volverá, y rematemos con lo que pasó hace tiempo en este nuestro país cuando se la montaron a "el vicio de la chicha".

Este libro, publicado en 1950 y escrito por el Ministro de Higiene del gobierno de Mariano Ospina Pérez, dice en sus solapas: la chicha "es un vicio colombiano que venía causando enormes perjuicios al pueblo desde siglos... sus proyecciones alcanzaban el nivel de un delito nacional".

"Por fin, en 1948, se pudo dar el golpe de gracia a tan fatídica costumbre (ley 34 de ese año)... quedaron descubiertos los enormes estragos que venían causando las fermentadas, el grado de degeneración humana hasta producir la muerte y la tara transmitida por la herencia que sufrían los descendientes de los enviciados. También la enorme cifra de delitos y hechos de sangre que se cometían bajo los efectos de la chicha y el guarapo".

En las primeras páginas, el ministro Bejarano apalanca sus ideas sanitarias con, ni más ni menos, un texto de Simón Bolívar: "Estoy asombrado de lo que ha ocurrido en esta población: en menos de cuatro días hemos perdido de la División Valdés más de cincuenta hombres. Ya más de cien han ido al hospital, de los cuales se aumenta diariamente el número de los que mueren, como por el resultado de las diligencias que se han practicado, y denuncias de algunos españoles y otros individuos del ejército, casi estoy convencido de que este vecindario puso en ejecución el inicuo procedimiento de envenenar nuestras tropas con chicha, pero afortunadamente no las hemos perdido todas".
 

La chicha embrutece

 
Tenemos que anotar que Bejarano, gran perseguidor del chichismo (como él mismo nombró a esa peste), escribió también Los problemas de la raza y La influencia del vestido en la salud y la personalidad humanas, entre otras obras.

La derrota de un vicio —Origen e historia de la chicha— puede bajarse gratis por internet desde el portal de la BLAA y de otros. No hay disculpa para no instruirse.

Claro que es cierto que la chicha no era muy limpia. "En 1948 se tomaron 15 muestras de sendas fábricas y mostraron los mismos pavóricos resultados de la presencia de ptomaína (principio tóxico de la chicha, que ingerido continuamente lleva a la degeneración, según concluyó el médico Liborio Zerda en 1889).

Era a las claras un veneno para el pueblo", dice el experto Óscar Gerardo Ramos en su estudio Avatares de la Chicha y agrega: "... el gluten de maíz sometido por largo tiempo a un medio húmedo genera la descomposición pútrida, lo que puede ocurrir fácilmente en las chicherías".

«¿Por qué perdió auge la chicha? Durante su gobierno, Mariano Ospina Pérez, presidente de Colombia de 1946 a 1950, de partido conservador, tuvo que enfrentar la insurrección política llamada El Bogotazo, generada por el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán; este último fue sorprendido en repetidas ocasiones visitando este barrio (La Perseverancia), "jugando tejo y tomando chicha". Es de importancia recalcar que en este barrio eran en su mayoría partidarios del Liberalismo, ya que este era el partido político de la clase obrera... A la muerte de Gaitán, en La Perse se hizo en su honor una plaza conmemorativa, emplazando allí un busto de este personaje, recalcando la posición del barrio como liberal... hacia 1948, el ministro de higiene, doctor Jorge Bejarano, encontró en el evento del 9 de Abril la excusa perfecta para relegar esta bebida a la cultura subalterna del barrio, a la ilegalidad, aseverando que la chicha, fue la culpable de la sublevación de los liberales. Además la influencia política de la Cervecería Alemana Bavaria para obtener el monopolio de la fabricación de bebidas alcohólicas agilizó la caída de esta bebida», se lee en un documento del Departamento de Historia de la Universidad Nacional escrito por José Ricardo Pulido Gómez y exóticamente titulado La chicha en la vida y la relación de una madre y su hija.

Y es mejor no seguir alegando porque...
 

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