Número 03 - Enero de 2009
Según paleontólogos surafricanos, encargados de escarbar solares privilegiados, algunas pipas de arcilla encontradas en New Place, antigua residencia de Shakespeare en Stratford- upon-Avon, podrían demostrar que el humo del cogollo estuvo en la boca del poeta. Un admirador de la pureza de sus pulmones se encargó de contradecir con gracia la teoría del Shakespeare dedicado a echarse un globo en su teatro: "Es como si cuatrocientos años después de tu muerte un curioso llega a tu jardín, encuentra una lata de sardinas, y más tarde concluye que eras un amante de semejantes bocados. Sin considerar con quienes compartiste jardín durante apenas cuatro siglos." Tal vez tampoco sea cierto que Descartes fumó hachís durante sus tiempos del soldado en Breda. Uno de sus biógrafos dice que era un hábito muy practicado entre los visitantes de las Provincias Unidas, en lo que hoy es territorio holandés, y que era bien difícil que un joven soldado resistiera la tentación. Pero es posible que encontrara otras más jugosas.
Pero hay otro personaje, digno de un capítulo en todas las enciclopedias, que de verdad tuvo a la marihuana entre sus preocupaciones. Luego de invadir Egipto, el pequeño Napoleón publicó en El Cairo un edicto contra la hierba que se utilizaba desde hacía 4000 años en sus nuevos dominios: "Queda prohibido en todo Egipto hacer uso del brebaje fabricado por algunos musulmanes con el cáñamo (hachís), así como fumar las semillas. Los bebedores y fumadores habituales de esta planta pierden la razón y son presa de delirios violentos que les llevan a excesos de toda especie." Sobra decir que el Hachís no es ningún un bebedizo y que las semillas de marihuana no se fuman. No solo el humo es amigo de la sin razón y otros delirios. Simplemente se buscaba que los soldados franceses no fueran a distraerse como supuestamente lo hacían los holandeses en Breda.
Pero no hemos llegado hasta aquí simplemente para subrayar las relaciones de tres grandes hombres con la que algunos hindúes llaman virapattra (hoja del los héroes) o medhakaritva (inspiradora del poder mental) o vakpradavata (la que otorga la palabra). Nos traído hasta Egipto una interesante coincidencia que tiene que ver con la prohibición en nuestros días. Luego de la ocupación francesa vendría el tiempo para los ingleses que tuvieron a Egipto como protectorado hasta 1922. Y como colonia de facto hasta mucho tiempo después. La marihuana comenzó a convertirse en un símbolo de resistencia de los nativos contra la dominación inglesa, se levantaba contra el whisky, la ginebra y los cigarrillos como un producto autóctono con amplias tradiciones. Poco a poco se convirtió en un supuesto emblema subversivo y en 1925 el gobierno egipcio propuso en la convención internacional del opio en Ginebra, incluir al Cannabis en la lista de narcóticos que merecían estricto control y prohibición de tráfico entre países. El delegado de Egipto alegó que los manicomios del país estaban llenos de adictos a la marihuana. Ninguno de los países productores o consumidores alzó su voz: todos estaban sometidos a representación europea o estaban ausentes. Según la versión de Antonio Escohotado, Colombia fue uno de los pocos en firmar entre los países americanos.