PROYECTOS EDITORALES
Un universo de historias

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El escritor ruso León Tolstoi dijo: "Describe tu aldea y serás universal". Es posible que lo haya afirmado porque la humanidad es muy parecida en el más profundo sentido. Somos víctimas de las mismas pasiones, del amor, del odio, de la amistad o del honor. Y por eso, las historias que se cuentan desde los tiempos de Homero hasta nuestros días hablan siempre de los mismos temas. La diferencia está en su tratamiento y no en el fondo. Una historia sobre el conflicto hogareño de la paternidad, ubicada en una tribu africana en las inclemencias del desierto, será tan cercana para un japonés como para un colombiano. Si describes tu aldea, con sus aprietos y acuerdos, con sus personajes y entornos, estarás contando de alguna manera la historia del mundo.

Ahora, nuestra intención no es así de ambiciosa: "ser universales". La intención es más humilde, pero no menos intensa. Nuestro propósito es hacernos conscientes del entorno, de nuestras calles, de nuestros personajes, de nuestros peligros y seguridades. Nuestra intención es agudizar el olfato, el oído, el tacto, la vista, todos nuestros sentidos para apreciarnos más vivos. Alguien dijo que los talleres de escritura deberían llamarse "talleres de conciencia", pero no los llamamos así para que no parezcan manuales de crecimiento personal. Pero en el fondo, un taller de escritura lo es. Y lo es porque luego de permanecer sumergidos en la lectura, o en la escritura, luego de quedar atrapados por un texto y volver a levantar la mirada a la vida cotidiana, ya no somos los mismos, volvemos al mundo de otra manera. Sea como fuere, peores o mejores, pero de otra manera. No seremos los mismos luego de leer o escribir.

En esa tarea de vivir con mayor conciencia el entorno y describir nuestra aldea, la Corporación Universo Centro y el Plan Municipal de Lectura de la Alcaldía de Medellín realizaron durante los meses de junio y julio el taller de escritura Un universo de historias.

En los seis años que llevamos publicando Universo Centro hemos descubierto que nuestro periódico es muy leído por jóvenes, incluso se ha convertido en material de estudio para los docentes pues el estilo de las narraciones logra atrapar a los muchachos. Poco a poco nuestras historias han ido acompañando a los clásicos de la literatura universal en las aulas de clase.

Inicialmente, el taller se ofreció para jóvenes entre los 14 y los 20 años, pero la insistencia y el gusto por la lectura y la escritura desbordaron los límites de la edad. Se abrieron espacios en los cuatro puntos cardinales de la ciudad: en la Biblioteca Santa Cruz, al nororiente; en el Parque Biblioteca Doce de Octubre, al noroccidente; en la Casa de la Cultura El Poblado, al suroriente; y en el Parque Biblioteca Manuel Mejía Vallejo, en Guayabal, al suroccidente.

El taller pretendió sensibilizar a los jóvenes frente a su entorno y sus propias experiencias: la familia, los amigos, el barrio, la ciudad, como puntos de partida para contar historias. Con ese propósito se leyeron crónicas y cuentos de autores nacionales e internacionales, se realizaron ejercicios de escritura y se compartió con invitados que interactuaron con los participantes. Medellín no es una ciudad, es un camaleón. Las voces cromáticas de estos chicos lo demuestran.

Medellín no es una ciudad, es un gallinazo despedazando historias en el río. Medellín no es un valle, es una guacamaya escandalosa y colorida, verde y azul, de barrios y calles polvorosas, de ventanas y tiendas descongeladas, de edificios y aventuras casuales y chicos buscando dónde poner sus ojos y su corazón.

Escribir no es solo poner letricas en un papel, escribir es dejar testimonio. En la presente separata publicamos una selección de relatos producto del taller, firmados por jóvenes que demuestran con este trabajo que la lectura y la escritura son parte de su cotidianidad. Aquí están sus testimonios. UC