Número 80, octubre 2016

CAÍDO DEL ZARZO

Un gran corruptor de mayores
Elkin Obregón S.

Conocí a César Villegas en ese gran proyecto educativo que fue el Instituto de Estudios Generales de la Universidad de Antioquia, ubicado en la vieja casona del Tránsito Municipal. No sé qué estudiaba César, pero era un líder estudiantil, por supuesto de izquierda; eran los tiempos de Camilo, del teatro comprometido, de las revueltas estudiantiles (aunque no viene a cuento, confiesa este cronista que se libró de esas fiebres, sin duda por pereza mental). Le perdí la pista por un par de años y volví a verlo una noche en una finca de Rionegro. César era, no sé si lo sigue siendo, un histrión, y, como buen histrión, elocuente. Esa noche, sentado en el suelo de la sala, dueño y señor del auditorio, nos habló de su gira por Suramérica, y, armado de guitarra, cantó (muy bien, hay que decirlo) las canciones que había aprendido en sus recorridos sureños; temas que por entonces nos eran nuevos, de Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Horacio Guaraní, Alfredo Zitarrosa. Todo adobado con digresiones mamertas que la música nos permitió soportar.

Pasado el tiempo, supe que había fundado en Bogotá, en asocio con Gustavo Bustamante, El Goce Pagano, un lugar de copas y de música frecuentado por intelectuales, estudiantes, artistas y músicos (Bustamante divulgaba allí sus Papeles del goce, libros de modesto tiraje pero de impecable contenido). En fin, aquella sociedad se disolvió, después hubo dos Goces, y luego ninguno. Ya la música de César, ahora convertido en Pagano, era otra, la que desde entonces ha sido su bandera: sones cubanos, guarachas, guajiras, boleros y la emergente salsa. Con sobra de méritos, Pagano se tornó uno de los grandes gurús colombianos de esos aires. Viaja, lee, consulta, graba, adquiere tesoros insólitos, y nos regala todo esto en sus espacios radiales. Para el último de ellos, “Conversación en tiempo de bolero”, acuñó un eslogan feliz: El bolero, ese gran corruptor de mayores. Y lo demuestra cada semana.

Hace unos años, Pagano dictó en la Biblioteca Piloto una conferencia sobre música caribeña, adobada con sus estupendas grabaciones. Antes de empezarla me crucé con él en un pasillo, hice un amago de saludo, pero pasó por mi lado sin mirarme siquiera. No lo atribuí a un desaire, sino a un lógico olvido. Lejos estaban ya los días del Instituto. La charla, claro está, fue un éxito.

 

Elkin Obregon

 
 
CODA

Jairo Morales Henao es un creador de cultura, cuentista, novelista, ensayista, tallerista. Acaba de publicar el libro José Restrepo Jaramillo y la renovación de la narrativa colombiana en el siglo XX. Con él, gracias a una rigurosa investigación y un impecable oficio crítico, se propone reivindicar la obra de ese escritor antioqueño injustamente olvidado, autor de cuentos y novelas para mí admirables. Estupendo sería que el muy valioso trabajo de Jairo Morales propiciara la reedición de las obras de JRJ. Ver para creer. No creo.UC

 
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