Número 46, junio 2013
Funcionarios anónimos han hecho pasar vergüenzas a los Estados Unidos. Los secretos de las oficinas secretas publicados en los diarios hacen que Obama palidezca. Lo último fue la prueba de que la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. esculca entre nuestros correos y devaneos sociales de todos los días en las redes. Poner una palabra amenazante nos asegura lectores entre los espías gringos. Saluden a sus posibles lectores de gabán y gafa negra.
 
 

Correos explosivos
Daniel Obregón. Fotografía: Juan Fernando Ospina

La revelación de Edward Snowden, un contratista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, sobre el programa "Prisma" desató un profundo debate sobre la privacidad y los derechos de los ciudadanos frente a la vigilancia del Estado. Sin embargo, si usted no tiene un pasaporte azul, nada de esto le concierne.

"Lo que puedo decir sin lugar a equívocos –le dijo Obama algunas semanas después al periodista Charlie Rose– es que si eres un ciudadano estadounidense la Agencia Nacional de Seguridad no puede escuchar tus llamadas, no puede vigilar tus correos, a no ser que vayan a una corte a conseguir una orden".

¿Asumimos entonces que cualquier agente de medio pelo en la Agencia, el FBI, la CIA, etc., tiene acceso a nuestros correos, llamadas y demás ríos de información íntima que regamos por las redes solo con el clic de un mouse? La verdad, quienes no tenemos pasaporte americano lo asumimos desde hace bastante tiempo.

De todas formas, oír al antiguo profesor de derecho constitucional abrogarse el poder de espiar a cualquier extranjero es estremecedor ¿Este es el hombre que en 2008 se paró en Berlín frente a 200 mil personas y se declaró, siendo candidato presidencial, "un ciudadano global"? De nuevo en Berlín, hace pocos días, Obama la vio difícil tratando de defender su estrategia de vigilancia frente a Angela Merkel, la canciller alemana, que en su juventud vivió bajo la vigilancia de la Stasi, la policía secreta comunista de Alemania del Este.

Obama anunció que desclasificaría parte de su programa, como una maroma para esconder el asunto de fondo: el resto del mundo no tiene derechos cuando se trata de la "seguridad nacional" gringa.

Además de sumarnos un punto en ingenuidad por pensar que podría haber sido de otra forma, hay que restarle un punto más a Obama, de quien Correos explosivos pensábamos que sería un presidente diferente. Resultó ser sencillamente una cuestión de color.

Por lo demás, el actual ocupante de la Casa Blanca se enmarca dentro de la larga tradición de lo que ellos mismos llaman el "excepcionalismo estadounidense", una visión de la geopolítica donde simultáneamente se confieren un poder para moldear los destinos del mundo y se apartan de las reglas globales cuando tocan intereses domésticos. "Preservar el orden mundial –escribió Robert Kagen, un destacado académico del Brookings Institute– requiere del constante liderazgo y compromiso estadounidense". El artículo de Kagan, publicado poco después de la reelección de Obama, fue, según la Casa Blanca, una de las lecturas que le dieron forma al primer discurso del Estado de la Unión, donde el Presidente alardeó: "Cualquiera que les diga que Estados Unidos está en declive, o que nuestra influencia ha disminuido, no sabe de qué está hablando".

Lo que nos devuelve a que Estados Unidos sí sabe de qué estamos hablando todos. O al menos esa es la sensación después de la espectacular delación y teoría de la conspiración de Edward Snowden, quien afirmó poder chuzar al mismo Presidente si tuviera su dirección de correo electrónico.

Pero el efecto Snowden no fue causa de pánico y paranoia en Estados Unidos. Al contrario; según sondeos como el de The Washington Post, el 56 por ciento de los consultados está de acuerdo con el programa de vigilancia. El Gran Hermano cayó como una imagen reconfortante en un país que aún les reclama a las agencias de inteligencia no haber anticipado los atentados de Boston, no haber advertido que a dos chechenos americanizados desde la infancia se les ocurriría pegar balines y puntillas a una olla a presión y llenarla de pólvora de juegos artificiales; al parecer sacaron la receta de un manual en Internet de Al Qaeda.

Con los pelos de punta luego de las bombas en la maratón de Boston, un simple experimento de colegio mal calculado le puede costar la libertad a un bachiller, como le sucedió a Kiera Wilmot, una chica de dieciséis años que hizo mal su tarea y mezcló de forma equivocada aluminio con limpiador de baños; el resultado fue un poco de humo y una explosión inofensiva, pero las autoridades hablan de la "descarga de un dispositivo de destrucción masiva". Además de ser expulsada, Wilmot, dicen los reportes de prensa, será judicializada como adulta.

En este punto parece concedida la autorización para dar rienda suelta a las metateorías de conspiración. Snowden es en realidad un agente activo de la NSA que reveló de forma calculada los secretos del programa de vigilancia para generar confianza en una nación permanentemente asustada. El programa real de vigilancia debe ser algo más poderoso y secreto. Prisma es solo un señuelo.

Corey Chivers, una estudiante de doctorado de la Universidad de Montreal, calculó que un algoritmo del estilo que utilizan los programas de la Agencia Nacional de Seguridad tiene una eficiencia de uno entre diez mil; es decir, por diez mil correos que los agentes sacan del inmenso tubo de información virtual que tienen conectados a Google, Facebook y demás, solo uno es de un terrorista real.

Si los espías gringos tuvieran que analizar textos como este, porque incluyen palabras como "bomba" o frases como "quiero hacer un atentado de destrucción masiva que cause la mayor cantidad de muertes de ciudadanos de Estados Unidos", solo quedaría pensar que todo el alboroto por la vigilancia gringa proviene de una táctica destinada al fracaso.

Que se queden con su pasaporte azul, su presidente Obama y su sensación de nación excepcional. El mundo es un libro abierto tan largo que el Estado vigilante se va a dormir leyendo antes de terminarlo.UC

 

 

 
Fotografía: Juan Fernando Ospina

M e t a d a t a

From: "A.J. Grant" <ajgrantf@nsa.gov>
To: "F. Hughes" <fguhes2@nas.gov>
Subject: USCOM Intelfeed report Colombia #1239AFCOL
Sent: 21/06/2013 8:30 AM
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Take a look at these. Algorithms suggest human spanish anaylist needed. What´s the name of that dude that who handles those requests? Txs.
Remember tonight we´re having dinner at my place. Sharon is cooking her famous pasta. Bring white wine.
*
AJ.

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From: "Daniel Obregón" <dobregon4564@gmail.com>
To: "Pascual Gaviria" <rabodeajip@hotmail.com>
Subjet: Texto UC NSA y Obama
Sent: 21/06/2013 2:46 AM
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Hola Pascual, Va el texto hermano. No sé si quedó un poco delirante. Me dices. Un abrazo. Como siempre, ahí vemos cómo me pagas en especie.
Daniel

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From: "yilber marquez" <yilitomarq23@hotmail.com>
To: "jimena pardo" <ximepardlalb@hotmail.com>
Subjet: Frijoles bomba Sent: 21/06/2013 11:46 PM
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Mami, como es que me dijiste que era la receta de esos frijles bomba q hace tu mama alla en la casa. Ya compre la pressure cooker, la olla pitadora esa, y tengo los ingredientes que me dijistes, pero se me olvida cual es la otra cosa esa que hay que echarle para darle el tinte explosivo q le ponen en tu casa. Viene un amigo africano amigo de Abdul, es un man de Somalia y los quiero matar con estos frijoles a ver si logramos cerrar el negocio. Besos pues.
[End Text]
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* Dale una mirada a esto. Los algoritmos sugieren que se necesita un analista del español. ¿Cómo se llama el tipo ese que se encarga de esos asuntos? Gracias.
Acuérdense, nos vemos esta noche en mi casa para la cena. Sharon está haciendo su famosa pasta. Traigan vino blanco.

Fotografía: Juan Fernando Ospina

Fotografía: Juan Fernando Ospina

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