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Número 34 - Mayo de 2012     

Estilario
Raul Trujillo
Exclusivo para UC desde Buenos Aires
 

Patricia la Demonio


Patricia, La Demonio, Tatuadora

Patricia la DemonioComo un penacho flameante van los rizos cobre hacia el cielo, animados por una energía terrenal. Dos trenzas finas de elfo cuelgan y adornan, enmarcando el rostro donde justo en medio el brillo de los ojos miel, una sonrisa pícara y juguetona pareciera recordarnos a los habitantes de Las Tierras Medias, donde transcurre la saga Tolkien. Luego sabremos que la magia y poder de esta hechicera están en marcar la piel con sueños. Ahora que están de moda —son parte del inicio del fenómeno de la cultura pop— los súper héroes y heroínas, nosotros tenemos a nuestra Súper Demo, de energía positiva. Valga aclarar que fue imposible no incluir la imagen con la chaqueta biker motociclista estilizada a la anatomía femenina, conservando el mismo instinto rudo y de alta resistencia y combate con que la hiciera fetiche de los rebeldes Marlon Brando en el 53, al protagonizar con un modelo clásico de la marca Perfecto, la película Salvaje de László Benedek. El mismo modelo llevado por la mítica banda punk The Ramones.

Demo, experta en pieles, no llevaría para protegerse de tanto germen y roce que abunda a la intemperie un material sintético, ¡no!... mejor cuero duro que bataneado —vivido— logra el tacto y la suavidad del dulce amigo y compañero que nos envuelve y abraza. Con cierres en cobre a la vista nos recuerda una multifunción que en tiempos de calle, cana y tecno, viene bien tener caletas donde tanto juguete guardar. El cuello arriba, elegante cortaviento para que el frío sereno en la nuca no degüelle al amanecer. Me anima que sea marrón, envejecida, vintage. Contener en terra-cotta, tierra cocida o barro de madre pacha, a nosotros latinos nos estimula la energía ancestral, antídoto de la nostalgia gótica y de negro total.

El negro, al interior, de pies a cabeza resalta la piel que aunque trigueña luce aquí blanqueada por contraste. De los suburbios llegó ese poder que caracterizó a la primera de la tribus urbanas, el punk, una joven actitud crítica antisistema y glamurosa oscura se abría un espacio a metros de su majestad. El ícono Edward Scissorhands de la exitosa dupla Burton- Deep, le agrega inocencia pero igual se recrea en el Black, la estética leather salida del sex shop con tantos cortes como costuras y cremalleras, el aspecto de sutura, parchwort por segunda piel. Muy cerca ya del cosplay en juego de apariencia, muchos de los cierres no funcionan como tal pero funcionan al re-crear.

 Barrocos, los códigos boudoir como redes o ataduras venidas del corset de un lado, se equilibran con un juego de cierres. Dos glamures de usos, de maneras de llevar y ajustar la prenda al cuerpo, algo sobre lo que poco se ha dicho pero que para casi todos es pleno de valor. Tejer al atar, rasgar al cerrar, aruñar y abotonar. Habría sido lindo decir cremallera, que es más onomatopéyica que cierre, pero pocos me entenderían ya.

Y para levitar sobre la tierra no solo los tacos de princesa te elevan, esas botas moto-rocker fashionizadas de plataforma son el mejor ejemplo de otra versión pero igual de eficaz. Nada aparentemente más indicado para la ciudad que se descalza cuando se quiere desarmar. Los códigos de correas y ataduras se hacen militares y despiertan el imaginario de agresión por seguridad… ¡qué gran confusión!.UC

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