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Número 31 - Febrero de 2012     

Editorial
Apocalipsis electoral 

Los Mayas lo intuyeron. Muchas veces el fin viene precedido de una carrera electoral. Este año bisiesto y colmado de malas predicciones tendrá una desmesura adicional por cuenta de los tumultos que exige la llamada democracia. Coinciden las órbitas electorales de al menos 40 países. De modo que habrá movimientos tectónicos, erupciones, plagas y tormentas demagógicas. Intentamos una pequeña guía a la manera del Pequeño Larousse Electoral. Faltan datos de otros municipios.
 

  Venezuela  
Venezuela   Hugo Chávez ha sobrevivido a 13 elecciones desde su triunfo en 1998. Se podría decir que le gustan más las campañas políticas que el poder mismo. Solo perdió en 2007 intentando una más de sus reformas constitucionales. Con gracia definió el triunfo de la oposición: “una victoria de mierda”. En las parlamentarias de 2010 el PSUV, su partido, sacó menos votos pero más congresistas que sus rivales. Ya dijimos que el hombre es experto en elecciones. Los resultados de octubre próximo son un interrogante del tamaño de una hoz.   Por primera vez tiene una oposición intentando hacer política relativamente seria: Henrique Capriles, su rival, un “cochino” según las palabras de Chávez, está dedicado a esquivar al presidente. Su idea es ganar con la cintura y no con los puños. Pero tal vez todo se decida en un quirófano en La Habana. Capriles lo ha dicho claro: “Le deseo larga vida al presidente”. Es mejor pelear con el Comandante que con cinco generales fingiendo un luto.
         
    Estados Unidos    
Estados Unidos   Obama ha dejado de ser un afiche inspirador. Pero a cambio de su mirada al infinito y más allá está su vista fija, concentrada, en el monitor que transmitió la muerte de Osama en vivo. Guantánamo sigue en píe pero el infierno de Irak y Afganistán ha vuelto a mirarse desde lejos. Ahora Estados Unidos habla de desigualdad y pobreza. El 1% de la población controla el 40% de la riqueza del país. “Somos el 99%”, dice una de las marcas claves de la campaña. De modo que de los impuestos volverán a ser la brújula de la campaña.   Y los republicanos dirán otra vez: “Lean mis labios: no más impuestos”. Todo será más triste porque no está Sarah Palin y Obama ya es un oficinista cansado. Pero habrá más plata que nunca: por primera vez las grandes empresas podrán hacer sus donaciones sin topes establecidos. Obama será presidente de nuevo. Solo está por definirse si peleará contra fieros (Rick Santorum) o moderados (Mitt Romney).
         
    Francia    
Francia   Se creía que solo en Italia las fiestas con putas en la piscina podían definir el rumbo del poder, pero apareció Dominique Strauss-Kahn. Su escándalo por una fellatio in ore con una camarera puso en vilo el regreso de los socialistas al Palacio del Elíseo. Era el candidato perfecto: plantar las banderas sociales desde el edificio del FMI. De modo que Sarkozy ha comenzado recortar distancia   sobre   François  Hollande, el suplente de los socialistas.
  El esposo de Carla gasta de manera extravagante en tiempos de crisis: “Monsieur bling-bling”, le dicen intentando reproducir el ruido de las cadenas de oro en el cuello de los raperos de limosina negra. Pero ha conseguido una institutriz severa para mejorar su estampa de millonario caprichoso. La Merckel ha sido su ángel y protectora en medio de los derrumbes financieros. Quizá sea tiempo para que Francia aprenda a obedecer. Nicolás Merkozy es otro de los nombres para el segundo en las encuestas.
         
    México    
Mexico   Fernando Vallejo ha tildado mil veces de esperpento al PRI mexicano. Cómo un partido puede ser revolucionario e institucional al mismo tiempo, cómo puede durar 70 años en el poder a pesar de las desgracias y la memoria. Luego de 12 años de ausencia en Los Pinos, y cuando se creía que el PRI era una historia del siglo pasado, parece que es tiempo de que todo vuelva a la institucionalidad revolucionaria. Enrique Peña Nieto, su candidato, tiene condiciones: es heredero de una vieja casta política del partido y tiene una novia actriz. Para alumbrarlo un poco, digamos que su más polémica obra como gobernador del estado de México fue un montaje permanente de luces y sonido en las pirámides de Teotihuacan.   Su lucha será contra un descolorido Andrés Manuel López Obrador. El hombre que perdió por un punto porcentual en las elecciones de hace 6 años y gastó su capital político con una pataleta de 4 meses de acampada en el Paseo de la Reforma. López Obrador ya no es el líder de izquierda que asusta a los empresarios mexicanos ni inflama a los loteros y emboladores. Entre todo el barullo de los punteros suena un ruido interesante: Gabriel Quadri, del minoritario Nueva Alianza, pide un debate franco sobre la guerra contra las drogas. Por ahora es solo un murmullo de campaña, en 6 años esa idea podrá definir las elecciones.
         
    Rusia    
Rusia   Rusia no es Ucrania. El imperio de Putin no está para revoluciones naranjas ni arrebatos juveniles. Y sin embargo las marchas de protesta por las elecciones dudosas en diciembre pasado recordaron las grandes movilizaciones en tiempos de la Perestroika. “No se puede aguantar esta sinvergüencería”, dijeron los antiguos compañeros de Putin en la KGB. “Ha nacido la sociedad civil”, gritaron los herederos de Boris Yelstin.   Será difícil que alguien pueda ponerle coto al tétrico partido de ping pong entre Putin y Medvédev. Pero el líder ruso deberá ser cada vez más cuidadoso. O más peligroso. Los discursos prometen misiles balísticos y defensa aeroespacial. Mientras tanto, la supuestamente recién nacida sociedad civil, busca sin suerte un candidato que pueda levantarle las cejas a Vladimir El Terrible.
         

 

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