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Número 22 - Abril de 2011   

Estilario

Raúl Trujillo
Exclusivo para UC desde Buenos Aires
 

Alejandra Quintero


Alejandra Quintero es psicóloga
y asesora sexual.

Madame Kukita es una yorkie

Cómo nos gustan las pin-ups. Ha sido en las dos últimas décadas —en especial a partir del lanzamiento al mercado de los push-up— que la tan peleada liberación femenina, esa que tantas victorias políticas les trajo a las mujeres durante el siglo XX, mostró su otra cara. La girl power abría el milenio con su imagen poderosa ya no solo intelectual, ahora también podía ser ejecutiva y con sexappel. En los noventa, además de mencionados push-up, llegaron las siliconas, y los ángeles bomba de Victoria's Secret que tanto calientan a los señores y hacen que sus mujeres corran a comprar on-line el modelito que antes fue de sex shop para una noche de celebración o reconciliación. De esto y más experticias sobre el sexo no reproductivo es asesora la psicóloga Alejandra Quintero, que cual bombom girl posa sonriente para la lente de Juan y pícara lleva con su cuerdita extensible a Madame Kukita, su eterna compañera (sólo con verla me parece escuchar el histérico y agudo ladrido de perrita faldera).

Hoy como pin-ups, muchas mujeres recorren las calles con sus cuerpos esculturales, luciendo la clásica silueta reloj de arena que hace cien años hiciera de las chicas ilustradas por Charles Gibson todo un suceso de marketing. Eran altas, con su figura ceñida por un corsé. Tenían la nariz y la boca pequeñas y bien definidas, pero sus ojos eran un poco más grandes —algo que aún caracteriza a los cómics y el manga—. Así la imagen de la bien educada chica rica americana, un tanto más relajada que la europea, se reprodujo por miles y sobre cientos de objetos, y pronto fue uno de los primeros fenómenos de moda trasatlánticos.

Las fotografías de lindas chicas ligeras de ropas y en posturas insinuantes, impresas en formato de tarjeta postal, volaron como fenómeno comercial. Con pines fueron clavadas como estacas en las literas, los guardarropas y cuartos de los chicos americanos, y a estas coquetas excitantes muchos le deben numerosas lunas de miel en la mano, como dice la canción de Virus. Tal fue el boom de las postales que las revistas de farándula que promovían el naciente jet set y la cultura mediática masiva TV, pronto tuvieron una doble página central con la chica del mes "tamaño póster para tu habitación".

Hace ya un tiempo, cuando hacíamos el reporte del comportamiento del consumidor de moda colombiano de inexmoda, y después de cinco años de registrar el uso de los corsés ya no solo para momentos de seducción, decidimos que era el momento de incluirlos dentro del listado de tipologías–artículos-básicos, es decir, entre aquellos que estén o no de moda en el sistema internacional, siempre deben hacer parte de las colecciones para el mercado colombiano. Lo que, quién sabe, también podría cumplirse para una buena parte del mercado de latinas norteamericanas, con Sofía Vergara o JL como abanderadas del latin power.

Volviendo a los pin-up, no podemos decir que se trate de un fenómeno retro, pero sí que se puso de moda por su preciosismo gráfico y lúdico, entre porno e infantil. Nada más vigente que una top model, vedette o pop star en campañas de productos. Eso sí: No las pongas a promocionar productos de indumentaria, ya que es lo menos que de ella verán los espectadores, pero hasta para vender tuercas, tornillos y cervezas son un poderoso imán.

 
Alejandra prefiere los códigos más convencionales sobre lo sexy: a la minifalda le queda más picante una abertura, y las medias, con vena como las de antes, dibujan un sinuoso corazón en los talones y terminan en los tacos rojo pasión, a tono con la manicura y el lápiz labial. De encajes y ataduras se ha cargado la moda. La estética denominada Boudoir, relacionada con la ropa interior y los trajes para estar en las recámaras que se usaron en el Trianon, la residencia paradisíaca de la preferida del rey, muy cerca de Versalles, se cuela y asoma por entre escotes, ruedos y largos encajes, puntillas, cintas, cordeles o galones, donde el juego del brillante y suave satín se mezcla con el afelpado y estimulante del terciopelo.

Parece que después de Lara Croft las nuevas pin-up serán virtuales o de videojuegos, pero son varias las películas que nos muestran otra belleza con abierto contenido sexual. La legendaria amazona guerrera, a veces intergalácticas como las sher-ra de los cómics, es otro imaginario para sumar al voluptuoso pin-up.

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