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REPORTAJE GRÁFICO
Para cuidarte (mejor)
Texto: Alfonso Buitrago Londoño. Fotografías: El Nueve

Al llegar al lugar de la masacre, lo primero que ve el reportero gráfico es un sembrado de tomates de árbol. Está por todas partes, rodeando la casa manchada de sangre. Experto en el cubrimiento del conflicto armado, curtido de los despojos de la guerra, hace unos cinco años el reportero no veía una escena de tanta violencia. Se sorprende. No es una zona minera, no ve indicios que le hagan pensar que hay narcotráfico, no ve mensajes pintados de guerrilleros ni de paramilitares; ve tomates de árbol y sangre derramada.

La casa es de tapia, blanca. Empieza a tomar fotos. La sangre está esparcida por el suelo y por las paredes. Le contaron que los asesinos fueron tres, armados con fusiles y granadas. Fue a las 5:40 p.m. y los ajusticiados once, pero uno sobrevivió. Venían de jornalear y estaban descansando a la entrada de la casa. Les lanzaron una granada y después los remataron con tiros de fusil.

Uno de los familiares de los asesinados sale de la casa con un muñeco de caucho en la mano. Hay botas y gorras tiradas en el suelo. El reportero enfoca, dispara; retrocede, dispara; detrás de él un soldado lo observa y le da un toque en el hombro.

—Cuidado —dice y señala la pared.

El reportero mira y se da cuenta de que está a punto de recostarse en un pedazo de carne humana.

Tres tanquetas del ejército se acercan al parque principal de Santa Rosa de Osos. Una campesina les toma fotos. A su lado tiene a su hija. Un soldado, el que manda, ataviado con indumentaria de guerra, se baja y con movimientos de los brazos y manos, como si ayudara a aterrizar a un avión, da la orden de detenerse a las tanquetas. La niña se le acerca y le toca la pierna. El comandante mira hacia abajo.

—¿Para qué son esos tanques?
—Para cuidarte —dice el comandante.

En la iglesia el reportero ve los diez ataúdes, uno al lado del otro. No quiere fotografiar a sus ocupantes. Los familiares se están despidiendo. Abren los cajones y ven a sus seres queridos. El reportero también los ve. Recuerda el sembrado de tomates de árbol, la casa de tapia, las paredes manchadas, la niña tocando la pierna del comandante. Vuelve a mirar los rostros dentro de los ataúdes y se convence: eran campesinos.UC

La historia en fotos

Fotografía: El Nueve
  Fotografía: El Nueve
  Fotografía: El Nueve
  Fotografía: El Nueve
  Fotografía: El Nueve