IMPRESOS LOCALES

Mas su reino fue la noche

Jesús Gaviria
 
 
Más su reino fue la noche

Silaba EAFIT

 

Conocí a Jesús Gaviria (Pacho) gracias a la poesía y gracias a ella iniciamos una amistad que nos llevó a compartir proyectos, como el de la revista Acuarimántima, en su primer ciclo, y luego amigos comunes en las reuniones festivas en Ziruma, la finca de Manuel Mejía Vallejo y, más tarde, en el tránsito por la vida.

Pacho fue siempre un poeta en la actitud y manera de tomar la vida. Hubo un momento, me imagino, en el que vivir como un artista le fue superior a elaborar una obra más ambiciosa. En ese dilema, él obró claramente y asumió su papel, aprovechando las virtudes, nada frecuentes, de las que la suerte lo había dotado: elegancia, ingenio y una seria despreocupación por lo que fueran tareas y horarios.

Esta obra reúne los libros y poemas completos de Jesús Gaviria: el dibujo entre oros, vino y refinamiento que, línea a línea, elaboró de sí mismo y que el lector completará con su simpatía, cariño y complicidad, entendiendo que en cualquiera de sus múltiples visos, virtud de la poesía, puede aparecer también el rostro suyo.

El poema, hoy lo sabemos, no sólo refleja el rostro de quien lo escribe, sino también de quien lo lee, pues es también reflejo de todos. La prueba está en este libro.

Elkin Restrepo
 

 


En mitad de la noche

rodeado de sus cosas más propias
un hombre que camina
abre en la lluvia
la silenciosa flor de sus pasos.

 

Los pasos

que por mucho tiempo
te llevaron por las calles
hoy te han traído a mi memoria
el resto de tu vida
ya está escrito
he cambiado tu destino
y no lo sabrás nunca.

 

Inscripción

La risa y el llanto
que fueron los días
hoy son yerba
por voluntad
de lo efímero.
Para la brisa
te fatigas.

 

Interior holandés

                                                         A Hermelina

El azar nos reunió en esta casa
ahora demasiado vasta.
Oscuros cuartos en silencio:
al fondo, el inevitable espejo;
sillones no… recuerdos en esta hora
que no parece percibirnos
y que indiferente
a tus trabajos y a los míos,
declina dulcemente.

 

A mi padre

Allí
en medio de la algarabía
la soledad que súbita cae sobre mí
como un manto oscuro
me protege de los otros
no de ti
faz que hace tanto abandonaste inmóvil
sobre el respaldo de una butaca.

Invasión de su rostro
que sin proponérselo
y sin que de ello pueda obtener victoria alguna
le gana a la muerte los años que me restan.

 



Paisaje reflejado en un vidrio

Nítido el verde de los montes oscuros
contra el cielo de la tarde.
La lámpara encendida, el sillón,
el periódico dominical
doblado en orden
a pesar de la brisa
que agita las ramas de los pinos.

Trampa de pájaros…
y de hombres
si al volver la vista atrás
la sal encuentran.

 

Él

Ninguna cosa
recordada
te recuerda.

Nada tuyo
recupero.

Todos tus instantes
se me escapan
como si yo fuera el muerto
y tu vivieras.

 

Soneto oscuro

                     A Enrique Gaviria Gutiérrez

Una muerte súbita y temprana
enfrentó, hermano, nuestros días
para ti la vida que se afana
para mí escuchar las melodías.

Sé de tus palabras iniciales
y que continuarlas no podías,
eran más las cosas principales
pero con mi ocio no perdías.

Hoy encontrarnos no es posible
¿Seremos por eso más reales?
No lo sé; sí, que aún eres temible.

Pero ya que las cosas son fatales
y el minuto que nos toca irredimible
tú y yo continuamos siendo iguales.